LA CASA EN LA QUE MURIÓ SAN MARTÍN
EN FRANCIA, SE SALVÓ DE IR A REMATE



El prócer vivió allí, en Boulogne-sur-Mer, los últimos dos años de su exilio. Ahora es un museo.

Por Sibila Camps

La Justicia francesa dejó firme el fallo que prohíbe el remate de la última casa donde vivió San Martín, en Boulogne-sur-Mer (Francia), que pertenece al Estado argentino y funciona como museo. El embargo había sido solicitado por una empresa estadounidense, tras ganarle una demanda al Estado.
“Se trata de una decisión histórica, porque da inmunidad a sitios que son verdaderos hitos de nuestra nacionalidad”, celebró Joaquín da Rocha, procurador del Tesoro de la Nación. Ese organismo tiene a su cargo la asesoría jurídica de la Presidencia, y la defensa en los juicios iniciados por el Estado o contra éste.
Tras la muerte de su esposa Remedios en 1823, en Buenos Aires, San Martín dejó su finca en Mendoza, recogió a su hija y abandonó para siempre la Argentina. No pudo ingresar a Francia, como lo deseaba, y residió unos meses en Inglaterra, antes de radicarse en Bruselas.
En 1830, ante la convulsión social en Bélgica, el general se trasladó a París. Cuatro años después, con ayuda de su amigo español, el marqués Alejandro Aguado, adquirió una mansión en Grand-Bourg, cuya réplica, en dimensiones algo menores pero en escala, se encuentra en Palermo Chico y es sede del Instituto Nacional Sanmartiniano.
En 1948, las revueltas que culminarían en la Segunda República lo hicieron alejarse y radicarse en Boulogne-sur-Mer, sobre el canal de la Mancha, desde donde podría eventualmente pasar a Inglaterra. Alquiló los altos de la casa situada en la Grand Rue 105, recién construida, propiedad del abogado Adolphe Gérard, director de la biblioteca pública de la ciudad, quien ocupaba la planta baja.
Aunque ya tenía pensado vender la casa de Grand-Bourg, “solamente rescató los muebles y pertenencias de su dormitorio, que trasladó a su habitación de Boulogne-sur-Mer, y que hoy se hallan resguardados en una sala de nuestro Museo Histórico Nacional, respetando la distribución que tuvieron en los altos de Gérard”, consigna Pedro Luis Barcia en el sitio del Instituto Nacional Sanmartiniano.
Mortificado por la úlcera y las gastralgias, recluido por el reuma, renegando contra las cataratas que le impedían leer y escribir, vivió allí sólo dos años. En esa casa murió el 17 de agosto de 1850, rodeado por su hija, su yerno Mariano Balcarce y sus dos nietas.
La casa fue adquirida por el Estado argentino en 1926, a través de suscripción directa en las escuelas. En 1928 fue convertida en museo y sede del Consulado hasta 1966, cuando se la destinó exclusivamente a museo. En la planta baja se encuentra la biblioteca. El primer piso tiene tres salas con colecciones de uniformes, armas y objetos diversos, y una galería de cuadros. El segundo piso, con réplicas de los muebles originales, permite asomarse a la intimidad del general y de su familia.
El inmueble fue pretendido por la empresa Sempra Energy, accionista de las distribuidoras gasíferas Camuzzi Gas Pampeana y Gas del Sur, tras ganar al Estado argentino una demanda de 172 millones de dólares, por la pérdida de valor de las filiales tras la devaluación. Pero el Gobierno nunca entregó los 75 millones requeridos por el CIADI –el tribunal del Banco Mundial que entiende en varias causas contra nuestro país– para frenar la ejecución, y en enero pasado, Sempra logró el embargo de la casa. Pero el 5 de marzo, la Justicia francesa accedió al pedido de la Procuración del Tesoro, y la consideró inembargable por tratarse de un bien histórico. Como venció el plazo para que Sempra apelara el fallo, la decisión quedó firme.

El último refugio de un largo exilio

Por Daniel Balmaceda - Historiador

Con la gloria de las batallas y la satisfacción de haber cumplido su plan, San Martín partió de Lima rumbo a Chile. Pero las tormentas políticas en Santiago tampoco ayudaban. Repasó los Andes y se instaló en Mendoza, donde permaneció una temporada, mientras medía el ambiente político de Buenos Aires. Rivadavia no iba a perdonarle su desobediencia, cuando no cedió al ejército para que participara en las luchas internas. San Martín recibió la noticia de la muerte de Remedios de Escalada y tomó el camino de regreso, en busca de su hija. El 10 de febrero de 1824, luego de nueve semanas y media en la hostil Buenos Aires, partía rumbo a un exilio temporal. El mismo lo contó en una carta: “Para disipar toda idea de ambición a ningún género de mando, me embarqué para Europa, donde permanecí hasta el año 1829 en que, invitado tanto por el gobierno como por varios amigos que me mostraban garantías de orden y tranquilidad que ofrecía el país, regresé a Buenos Aires”. Sin embargo, lo más lejos que llegó fue al fondeadero del puerto, donde optó por no inmiscuirse en la guerra interna: retornó a Europa y se instaló en Francia. Sus últimos dos años los vivió en la residencia de Boulogne-sur-Mer, que volvió a ser noticia en octubre de 1909, cuando se colocó un monumento al Libertador. Hoy éste luce muy deteriorado y un grupo de padres de futbolistas de Europa ya contactaron a Lionel Messi para que haga un aporte de varias cifras.

Fuente: LA NACIÓN

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