OZAWA RETOMA LA BATUTA



El director dice que la música lo salvó de una grave enfermedad.


Seiji Ozawa está limitando sus apariciones sólo a Japón.


Por James R. Oestreich


Una constante en el director Seiji Ozawa ha sido desplegar energía y un espíritu positivo, tanto en el escenario como en el contacto personal. Y pese a haber sido sometido a una operación de cáncer esofágico, volvió a hacerlo en una entrevista reciente.
Con aire fatigado y un tono de voz grave, sentado en la sala principal de ensayos del Festival Saito Kinen, que él dirige, Ozawa, de 75 años, contó un relato sobrecogedor. "Mi vida peligrar", dijo Ozawa en un inglés que continúa siendo muy peculiar a pesar de las casi cuatro décadas pasadas en gran medida en Estados Unidos y Canadá.
Sufriendo ya de ciática, se enteró a fines del año pasado de que tenía cáncer; en enero prácticamente le extirparon todo el esófago.
"Fantástico", dijo. "Subieron el estómago ¿se imagina? y lo unieron acá", agregó, señalando la clavícula y mostrando luego una cicatriz que atravesaba el cuello.
Se ha recuperado, aunque dice que bajó 13,5 kilos, lo cual lo dejó decididamente flaco.
Desde entonces ya recuperó "1 kilo y 700 gramos", informó.
Más importante aún, después de completar su quimioterapia, en junio le informaron que está libre de cáncer pero debido a la ciática caminar o dirigir le resulta doloroso.
Canceló todos sus compromisos para el año salvo dos. Uno fue el Festival Saito Kinel en agosto, del que fue en gran medida fundador en 1992.
El otro es el festival JapanNYC en el Carnegie Hall de Nueva York, donde está a cargo de la dirección artística. Dirigirá la Orquesta Saito Kinen allí en diciembre. El año que viene limitará su trabajo de dirección a Japón.
Ozawa, que fue director musical de la Orquesta Sinfónica de Boston durante 29 años, de 1973 a 2002, dijo que espera poder restablecer una presencia en Estados Unidos, aunque sea temporaria.
Tiene la doble ciudadanía japonesa y estadounidense pero admite que nuevamente considera a Japón su patria, y los japoneses ­a juzgar por los afiches, la crítica y el ánimo en esta ciudad­ lo han recibido muy bien. Ozawa dijo a The Japan Times, "Hoy es para mí la primera vez que dirijo frente a un público después de mi convalecencia, como el primer día de mi segunda vida". Agregó "Espero que mi música haya adquirido más profundidad".
Si fue así probablemente saldrá a relucir en la música, su medio más natural. Más allá de las dificultades con el idioma, Ozawa siempre tendió a rebajar el valor del discurso.
"Mi única norma", ha dicho respecto de la dirección "es evitar las palabras". En su lugar, desarrolló un lenguaje más elocuente de comunicación con todo el cuerpo.
Cuando le pregunté si extrajo nuevos sentidos o moralejas de su enfermedad, respondió con generalidades vagas.
"Sentí que estaba muy feliz de ser músico", dijo. "La música fue importantísima. Y tenía mucho tiempo y no podía hacer otra cosa, y la música se volvió mucho más importante todavía".
Dijo que lo que más satisfacción le había producido fue sumergirse en el "Réquiem de guerra" de Benjamin Britten, que la organización del festival llevará al Carnegie Hall.
Volvió a estudiar la partitura un par de horas diarias durante dos semanas y ensayó los coros y la orquesta de cámara que participarán, así como los solistas vocales.
"La pieza era tal vez un poquito densa, pero me sentí muy feliz estudiando y con el tiempo necesario para hacerlo", dijo. "La música me resulta maravillosa. Me salvó la vida".


Para The New York Times y Clarín

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