EL MUSEO DEL HERMITAGE, ORGULLO RUSO


Visitantes de todo el mundo llegan hasta el gran Palacio de Invierno de San Petersburgo, atraídos por su colección de tres millones de obras de arte.

Se puede decir, sin miedo a equivocarse, que buena parte de la historia de Rusia está ligada a los 365 salones de este museo, distribuidos en seis edificios –construidos en los siglos XVIII y XIX por arquitectos italianos y rusos– ubicados en el centro de San Petersburgo, junto al río Neva. El más importante de todos los edificios es el Palacio de Invierno, la residencia de los zares desde la época de Pedro el Grande hasta la revolución rusa de 1917. Tres millones de obras de arte –reunidas por los zares desde 1764 y luego por el Estado ruso– esperan a los turistas dentro del Palacio de Invierno y los edificios que lo rodean, como el Viejo, el Nuevo y el Pequeño Hermitage, el Teatro Hermitage, el Palacio Menshikov, un ala del Estado Mayor del Ejército, el Museo de la Fábrica de Porcelana y el Centro de Restauración Staraya Derevnya.
Se trata de la mayor colección de pintura occidental en Europa, con cientos de obras de distintos países –incluye desde los maestros del Renacimiento hasta Picasso y las vanguardias del siglo XX– además de esculturas de la antigüedad griega, romana y egipcia. No faltan íconos bizantinos y joyas del tesoro zarista, como los espectaculares “huevos de Pascua” diseñados por Carl Fabergé, el joyero de los zares. Pero además están las piezas arqueológicas rusas de Siberia y el Cáucaso, el arte oriental de China, India, Irán, Indonesia y Siria. El director del Museo del Hermitage desde el año 1990, Mijail Piotrovsky, escribe en las páginas del catálogo que “el museo es inmenso, después de la primera visita uno se siente aplastado por la variedad de las impresiones que producen los tesoros que hay en él”. Por eso, lo recomendable para cualquier turista es ir despacio, informarse previamente y armar un itinerario propio, de acuerdo con los gustos personales. Es que el Hermitage es inagotable.
Un viajero puede pasarse días enteros delante de la colección de pinturas del Impresionismo francés o en las salas dedicadas a Matisse, Picasso, Kandinsky, Rembrandt, Rubens y tantos otros genios. Además, los palacios que dan forma al Hermitage son obras de arte por derecho propio: más de un viajero se sorprenderá ante las arañas de cristal y sus luces, los frescos de los techos de las salas, o los pisos, con un trabajo de marquetería que combina maderas finas.


Visiones inolvidables

Desde las ventanas del Hermitage hay vistas inolvidables hacia el río Neva, la fortaleza de San Pedro y San Pablo, las plazas imperiales o el edificio del Almirantazgo. Y no hay que olvidar las exposiciones itinerantes –colecciones que llegan al Hermitage desde otros museos del mundo– o las más de veinte exposiciones anuales que revisan el patrimonio propio del museo. Tantas opciones, a veces pueden forzar cambios de planes o itinerarios, por eso conviene tomar en cuenta algunos datos prácticos.
Es útil saber que el complejo de edificios del Hermitage está cerrado los días lunes. Funciona de martes a sábados en el horario de 10.30 a 18 y los domingos de 10.30 a 17, aunque el Palacio de Invierno cierra una hora antes. El ticket que permite una visita de dos días consecutivos cuesta 26 dólares; por un solo día el costo es de 18 dólares. Se pueden evitar las colas en la boletería al comprar los tickets por Internet (www.hermitagemuseum.org). Hay servicios de audioguías en español, inglés, alemán y francés. El museo tiene una gran cafetería y acceso a servicios de Internet.
No podía faltar la tienda de recuerdos del Hermitage: allí se venden guías y libros de arte –la guía oficial “The State Hermitage Guidebook” cuesta 30 dólares– además de reproducciones en gran tamaño de varias de las obras maestras de la colección, como “La virgen y el niño” de Leonardo da Vinci o “El joven del laúd” de Caravaggio.

El Museo del Hermitage, orgullo ruso.


Escenarios de la historia

La carga histórica que encierran estas paredes es fuerte. En 1927 Sergei Eisenstein filmó en el Hermitage algunas escenas de su película “Octubre”, a diez años de la toma del palacio por los bolcheviques. En 2001 el cineasta Alexander Sokurov filmó “El arca rusa” sin salir de las innumerables salas del Palacio de Invierno. Esas salas le bastaron como escenario para mostrar los sueños de Pedro el Grande, Catalina II y otros zares de la dinastía de los Romanov que pasearon por aquí durante distintas épocas, junto a filósofos como Diderot y Voltaire. Lo que nació como una colección privada de Catalina II luego de la compra de 225 cuadros al marchand Gotzkowski, no paró de crecer desde entonces. Ya en 1774 el catálogo de la galería de pintura del Hermitage anotaba dos mil obras. El barroco Palacio de Invierno diseñado por el italiano Francesco Rastrelli se incendió en 1837 y fue restaurado a todo lujo, con la escalera de honor, la sala del trono y la gran capilla. Por aquí se paseaban los embajadores y aristócratas. En 1914 con la Primera Guerra Mundial se abrió un hospital en el Palacio de Invierno, que fue también el escenario privilegiado de la revolución rusa de 1917. El nuevo Estado soviético hizo del Hermitage un museo estatal y vendió varios tesoros de la colección en la década de 1930 –ocasión aprovechada, entre otros, por la National Gallery de Washington– mientras los inmensos salones se abrían por primera vez al público. Con el ataque alemán a Rusia en 1941 la ciudad de San Petersburgo (que se llamaba entonces Leningrado) vivió su hora más trágica. Dos trenes blindados trasladaron parte de la colección del Hermitage hacia refugios en los Montes Urales poco antes del inicio del asedio alemán a la ciudad, que duró 900 días. Luego de la disolución de la Unión Soviética en 1991, el Hermitage fue restaurado y se lo actualizó tecnológicamente. Como siempre, también hoy la historia se hace sentir entre estas paredes.



Fuente: clarin.com


1 comentario:

  1. UNO EN VERDAD SE QUEDA SIN PALABRAS AL VER TANTA BELLEZA UN ARTE TAN DELICADO Y FINO ES ASI TAMBIEN COMO DEBERIA SER NUESTRA ALMA ES MARAVILLOSO QUE GENIOS DEL ARTE HALLAN HECHO TANTAS COSAS JUNTAS

    ResponderEliminar