VISIONES EN CONTRAPUNTO



Arte / Muestras

Jóvenes artistas españoles y argentinos exponen obras en las que prevalece la reflexión sobre los discursos y las pequeñas acciones cotidianas


Martín Guerrero, Dislocación en cadena.

Por Diana Fernández Irusta LA NACIÓN

¿A qué alude -más allá de la obvia referencia generacional- la categoría "arte joven"? Para el crítico y curador Rodrigo Alonso, la expresión suele estar asociada a erróneos clichés. "Se da por sentado que el artista joven no posee una línea de trabajo coherente, que reacciona más bien a los estímulos del entorno con cierta gracia u ocurrencia -escribió en la introducción al catálogo del Premio Cceba de Arte Joven Argentino, realizado el año pasado-. Por otra parte, se sobrevalora la manifestación de su intimidad, como si su edad le impidiera ser analítico o reflexionar sobre los acontecimientos del mundo. Asumiendo su incapacidad para acceder a los recursos necesarios para abocarse a las producciones sofisticadas, se lo identifica con el dibujo, la acuarela o la pintura en pequeño formato, 'obritas' que surgen con la facilidad y la rapidez de sus hormonas y que lo ubican en la sala de espera a las posibilidades del artista consumado." Con la curaduría de la muestra In Situ. Contrapuntos de arte actual , Alonso insiste en la búsqueda de otras referencias para la producción de los artistas jóvenes. En este caso, el énfasis está puesto en los cruces entre creadores argentinos y españoles, las líneas de conexión entre sus diversas obras, la inserción en emprendimientos desarrollados a lo largo del tiempo y, fundamentalmente, los modos y el alcance del diálogo entre estas piezas y el contexto actual. "A nivel de producción, no hay diferencia entre España y la Argentina -comenta el curador, que desarrolla su trabajo ente Buenos Aires y Barcelona-. Lo diferente es la envergadura de los proyectos, el nivel de estructura. Por ejemplo, en nuestro país hay más espacios de exhibición que de producción de obra." A cada lado del océano, los artistas fueron convocados para gestar un proyecto en el marco de esta muestra. El resultado es un conjunto de obras en las que, independientemente del origen de sus autores, priman la inquietud por los recursos de lo escenográfico, la recreación de una cotidianidad por lo general doméstica y la alusión a un exterior también marcado por esa suerte de micropolítica que ancla en los pequeños sucesos del día a día. Destaca la serie Siestas somos , de Gimena Macri, óleos sobre papel en los que el proverbial misterio del sueño se ahonda y se hace suspenso de los cuerpos, de los espacios, incluso de las identidades. Como si, por intermedio de sus trazos, Macri lograse que la cercanía de la siesta se quebrara y se transformara en enigma.
Irina Kirchuk, por su parte, rescata de la calle fragmentos desechados de la vida diaria (electrodomésticos, muebles, plásticos y otros objetos) y construye con ellos esculturas en las que la composición, el movimiento y la intensidad de los juegos de color encuentran equilibrio y una personal poética. En contraste con la dinámica propuesta por los elementos "transmutados" por Kirchuk, se impone la distancia más bien ominosa que surge de la instalación de Martín Guerrero, recreación puntillosa de un espacio oficinesco en el que todo -muebles, computadora, cajones- está absolutamente cubierto por una membrana negra. Como si, al sellarse de este modo, el habitual espacio destinado a un trabajo de rutina se revelara repentinamente asfixiante y cerrado en sí mismo. El interés por la dinámica entre lo real y su recreación, con la consecuente atención a los pliegues de lo escenográfico y de la construcción discursiva, adquiere intensidad en el diálogo entre las obras de Nicolás Gullotta y Paloma Polo. Atenta a la interacción que suele suscitarse entre los avances tecnológicos y los procesos sociales, Polo presenta un video en el que, en el marco de una cuidadosa escenificación de un estudio de televisión, dos hombres (no sabemos si son científicos o representan serlo) discuten sobre el tiempo y el espacio. Gullotta también apela a la recreación escenográfica, pero en su caso los límites de la cita a lo real se desdibujan aún más. Obra efímera, el Congreso de fenómenos espaciales S.I.M.A incluye las instalaciones básicas de cualquier encuentro de este tipo (sillas para el auditorio, mesa de los ponentes, espacio para tomar un café) y una agenda de charlas que, efectivamente, prevé la asistencia de organizaciones dedicadas al fenómeno ovni. La propuesta podría ser pensada como una mixtura entre instalación y performance . Un gesto irónico, incluso. Su autor niega cada una de estas posibilidades. "Es una escultura -asegura-. Tiene tridimensión, composición e implica el esfuerzo de varias personas. Me agrada la idea de que un grupo de gente establezca contactos. Quienes participan del congreso se reúnen para tener un contacto con otros seres."

Ficha.

In Situ. Contrapuntos de arte actual, selección de artistas de la Argentina y España.

En Cceba (Paraná 1159), hasta el 30 de abril

Fuente texto: lanacion.com


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