BANCO DE PREMIOS




Martín Carrizo, Mariano Giraud y Mariana Sissia ganaron la tercera edición del Premio Itaú Cultural; sus obras y otras 23 seleccionadas entre más de 1700 se exhiben en pleno centro porteño.



Por Daniel Gigena / LA NACION

Si bien resulta irónico que la obra ganadora del premio adquisición de una institución financiera que no otorga créditos a la vivienda haya sido Pared de 30, columnas, loza, un inteligente híbrido entre la arquitectura en pequeña escala y la escultura que exhibe las diferentes etapas de una construcción modesta, lo cierto es que el Premio Itaú Cultural, que otorga 25.000, 20.000 y 15.000 pesos a los tres primeros premios, cumple con su objetivo de estimular la producción artística nacional. La convocatoria está dirigida a artistas entre los 18 y los 40 años, y para esta edición contó con un jurado compuesto, entre otros, por la historiadora del arte María José Herrera, la artista Graciela Hasper y la crítica y curadora Ana María Battistozzi. En las ediciones anteriores, los ganadores fueron Gabriel Chaile y Luciana Lamothe.
Este año, el cordobés Martín Carrizo (Río Tercero, 1983) presentó el símil de una vivienda popular en construcción, que aglutina un interés tanto por materiales poco habituales en la práctica artística, como el cemento y la madera basta, como por el oficio de albañil, que incluso en una ciudad agitada por el boom inmobiliario pasa inadvertido. Carrizo conoce los materiales y las herramientas por contacto directo, ya que ha trabajado en la construcción de viviendas familiares en su ciudad y en una carpintería. Al mismo tiempo, su obra, suerte de maqueta hecha en apariencia a las apuradas y que integra una serie, interpela los bienintencionados discursos sociales sobre la creación de viviendas para las clases populares (aún sin una concreción a gran escala).
Jaguar, de Mariano Giraud (Buenos Aires, 1977), obtuvo el segundo premio. Su escultura de plástico plegado, construida a partir de medios digitales, representa la figura blanca y facetada de un jaguar, que condensa aspectos simbólicos, tecnológicos e incluso ecológicos, ya que la especie -otrora una divinidad para algunos pueblos indoamericanos- se halla en peligro de extinción. El tercer premio fue para Mariana Sissia (Ramallo, 1980). Day is Done, dibujo en grafito, actúa como una "versión libre sobre papel" de la melancólica canción de Nick Drake. Al operar por la iteración de una especie de estribillo visual similar a un fractal, el dibujo de Sissia construye una montaña invertida que se hunde en el cielo.
De las más de 1700 obras presentadas, fueron elegidas 26 obras de 27 artistas. El guión curatorial de la muestra, a cargo de Ayelén Vázquez, está diseñado en función de las disciplinas (hay tres obras en video, seis fotografías, abstracciones geométricas, un tapiz y un objeto-chiste de Cristian Segura construido con una ballesta y lápices). Entre los finalistas, hay nombres conocidos: Malena Pizani, Esteban Pastorino -ambos con fotografías que profundizan caminos ya transitados- y Leonardo Gracés, que rescata en el título de su video un útil concepto del antropólogo Edward Hall: Proxemia. Las obras de Isabel Peña, Verónica Di Toro y Javier Carricajo sobresalen, por técnica y libido, entre las pinturas seleccionadas; lo mismo ocurre con la fotografía de Damián Linossi, también de Córdoba, punta del iceberg de su proyecto Indeterminados. Retratos de personas sin existencia, que crea seres a partir de fotos e imágenes de Internet. Hay una fotografía de la protagonista del film La niña santa, María Alché; un acrílico rebosante de figuras inconexas y sui generis de Agustín Sirai y un bordado a mano sobre voile de Bárbara Renati que, por el momento, es la obra preferida del público. Para votar, se debe ingresar a www.premioitau.com.ar y allí optar por la obra favorita, que se renueva cada quince días.

Fuente: ADN Cultura La Nación

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