PANORÁMICA,
LA RAVE DE LAS ARTES VISUALES





Del jueves al sábado se llevó a cabo la cuarta edición del festival audiovisual y cultura contemporánea. Para la apertura, en las nuevas instalaciones del Centro Cultural San Martín, una performance en vivo del colectivo francés Architecture 1024 apostó a la euforia. 


Por Cristina Civale

La invitación decía expresa y literalmente: "IMPORTANTE: Para asistir a la presentación de Euphorie previamente deberán retirarse las entradas 2 horas antes del show. Capacidad limitada". Y así fue: desde las 6 de la tarde del miércoles 7, la performance estaba prevista para la 8 de la noche, comenzaron a llegar sin histeria y sin solución de continuidad todos aquellos que quisieron asistir a la apertura de lujo que ofreció la cuarta edición de Panorámica, un festival que desde hace cuatro años presenta durante tres días un programa de performances en directo, con artistas de la escena audiovisual nacional e internacional. Explica Martín Borini, uno de sus creadores: "Los orígenes de Panorámica se encuentran en la fórmula 'música e imágenes', impulsada en los últimos años por VJs y DJs, a los que se  sumaron artistas de diferentes disciplinas que van de la mano con el desarrollo de software y hardware específico para esta actividad artística que está ganando presencia en escenarios, festivales, centros de arte y diversas obras que hacen a nuestra cultura contemporánea".
Creado y dirigido por Borini junto a Wili Peloche con el auspicio del Espacio Fundación Telefónica y de la Embajada de Francia, en esta, su cuarta edición, sumaron un día más y un espacio de excepción para la apertura. Las nuevas instalaciones del Centro Cultural San Martín cobijaron el espectáculo Euphorie del colectivo francés Architecture 1024, creador del show de ilusionismo que duró cuarenta minutos, un espectáculo multimedia donde en vivo y a través de la técnica de video mapping se dibujaban con luz  (¿con luz?) sobre cinco pantallas gigantes líneas, círculos y enajenantes diseños postpsicodélicos. En tanto, también en vivo y a la vez, música electrónica acompañó los dibujos hipnóticos realizados in situ por el colectivo francés. Entre las pantallas ubicadas una tras otra, dando un sensación de infinito, se veían a dos técnicos-actores-artistas- y, en el medio del público, apenas se atisbaban otros dos que manejaban una discreta consola. Lo cierto es que en este evento mágico, que posibilitan las nuevas tecnologías, intervinieron para la actuación en vivo exactamente 19 personas, distribuidas entre un público tupido que colmó la sala con capacidad para 200 personas y dejó afuera a una cincuentena que mansamente aceptó su destino de exclusión.
El público presenció la adrenalina destilada por la luces, los videos camuflados y la música que latía con fuerza con una quietud inusual. En la oscuridad de la sala, donde eran castigados los que hacían luz con sus teléfonos celulares, todo invitada al baile, al movimiento, a sacudirse y a ulular –sí ulular–  de euforia anfetamínica ante la propuesta de Euphorie. Esta mansedumbre, que contenía pasión y estupefacción por lo que se estaba viviendo, habla de un público acostumbrado a percibir con agudeza y con la intención de descubrir el artificio de lo que iba sucediendo. Pasión intelectual más que visceral.
Los cuarenta minutos exactos que duró la performance se duplicaron en la sensación de los que asistimos y tuvimos que contener el movimiento natural que dictaba nuestro cuerpo. Algunos somos viscerales.
Euphorie –a pesar de su exactitud y excelencia– no logró transmitir la euforia necesaria para producir el sacudón de los cuerpos, esa acción que allí hubiese sido, quizá políticamente incorrecta pero qué bien hubiese venido.
El festival continuó del jueves al sábado y, además de brindar cada noche, a las 8 en punto ahora en el Espacio Fundación Telefónica de Arenales al 1500, un nuevo espectáculo de live streaming, ofrece por las tardes talleres, conferencias e intercambio entre artistas a través de un programa de live sets, donde se manifiestan las técnicas, tendencias, inquietudes y experimentos de una generación en constante evolución en su relación con los medios artísticos contemporáneos.
El 8 de marzo se destacó la intervención del legendario artista argentino Claudio Caldini, no sólo leyenda en estas pampas por sus investigaciones en los nuevos medios sino también por sus creaciones a la altura y más de estas investigaciones. Antes de empezar su set le contó su proyecto de experimentación para esta nueva edición de Panorámica: "Se trata de un trabajo nuevo, una variación sobre Fantasmas Cromáticos, que estuve preparando durante el año pasado, una performance sobre la omnipresencia del automóvil en la ciudad, una realidad que se ha vuelto una pesadilla. Estoy investigando los sistemas primitivos de producción de imagen fotográfica y cinematográfica en color, a partir de película en blanco y negro, no para reproducir el color real sino para descomponerlo. Alan Courtis está trabajando el sonido que se asocia a la imagen en la operación en vivo de los instrumentos sobre cintas magnéticas y en la transferencia en directo de lo analógico a lo digital".  Así es, el argentino Alan Courtis es el socio esencial del legendario Caldini en esta apuesta más que ambiciosa.
No es teatro, no es música, no es vj con dj, no es sólo live streaming: es Panorámica, en busca de un nombre aún inhallable para nombrar los cambios que las nuevas tecnologías aportan al mundo de las artes visuales.



Fuente: Revista Ñ Clarín

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