KERTÉSZ, EL POETA DE LA FOTOGRAFÍA


Arte / Homenaje

La Fundación OSDE exhibe obras del artista húngaro, una de las principales muestras del Festival de la Luz.



André Kertész fue un fotógrafo nato, y se puede decir que coincidió con el advenimiento de la fotografía moderna. Nació en 1894; sólo ocho años antes, el estadounidense George Eastman había perfeccionado un rollo fotosensible de 48 negativos que luego revelaban terceros en un laboratorio. "Usted aprieta el botón y nosotros nos encargaremos del resto", era el lema de la empresa Eastman-Kodak, que desarrolló la máquina apta para usar este invento.
Tiempo había pasado desde que, en 1824, el francés Nicéphore Niépce tuviera que esperar ocho horas para fijar una foto del paisaje visto desde su ventana; en 1851, ese tiempo se había reducido a un minuto. Cuando Kertész, en 1915, capta una sinuosa fila de infantería austro-húngara en marcha forzada hacia el frente, ya podía apretar un botón para luego hacer revelar su negativo, pero acababa de crear una imagen nueva, que presagiaba el mejor periodismo fotográfico por venir.
Otro precursor estadounidense, Alfred Stieglitz, treinta años mayor que Kertész, pese a no contar con las nuevas técnicas, a partir de 1880 abandonó la fotografía posada, común hasta entonces. Pero nada se parecía a la poesía de una foto como el Nadador bajo el agua , tomada en 1917 por Kertész en Hungría: un cuerpo sumergido en una piscina ornada por los reflejos de sol, que puede verse en la muestra actual de la Fundación OSDE. En esa época, el joven a quien la Primera Guerra casi deja tullido ya abarcaba un amplio abanico de temas: retratos, personajes, paisajes agrestes y urbanos, interiores y naturalezas muertas. Todo marcado por una inmediatez cautivante y con el empleo de sorprendentes tomas cenitales.
El joven autor de fotos casi intimistas logró esquivar los deseos de su familia de que fuera corredor de Bolsa y dedicó su vida al arte de la fotografía. Sí lo alentaba un hermano mayor, Jenö, quien le regaló su primera cámara. Al inicio de su carrera publicó fotos en medios en Hungría, donde empezaba a hacerse conocer. Pero París, en los años 20, era la meta soñada de muchos artistas, y allí se instaló Kertész en 1925. Según dijo más tarde, así comenzó la década más feliz de su vida.
Acto de desaparición, 1955. Foto: GENTILEZA DEL MINISTERIO DE CULTURA Y COMUNICACIÓN, FRANCIA.



Fuente: ADN Cultura La Nación


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