ANTOLOGÍA DE SARA FACIO: FOTOS DE NUESTRA VIDA

Aparece el entierro de Perón, artistas, escritores y la Ciudad.

Autorretrato. Siempre intenta “robar el alma del fotografiado”./SARA FACIO

Por Julieta Roffo

Alguien vio demasiado. Alguien miró durante 45 años. Fue Sara Facio, una de las fotógrafas más importantes de la Argentina. “Una institución viviente” en palabras de su colega Ataúlfo Pérez Aznar.
Hoy a las 17.30, en el Centro Cultural Recoleta y en el marco del Buenos Aires Photo, Pérez Aznar, el crítico de arte Rodrigo Alonso, y la propia artista presentarán Sara Facio , de Ediciones Larivière. Se trata de la primera antología de la fotógrafa nacida en 1932, que surgió por idea de Pérez Aznar: “Facio es la persona que más se merece un libro antológico por su constante aporte a la reflexión de la fotografía argentina”, escribe en el prólogo.
El recorrido es cronológico, y viaja desde los primeros premios, obtenidos en la década del ‘60, hasta fotos hechas hace tres o cuatro años, cuando empezó a armarse el libro. Por las páginas desfila su serie Buenos Aires Buenos Aires , con imágenes de la Plaza San Martín, de una Costanera Norte con ritmo playero, y de un picadito improvisado en Humberto I° y Balcarce.
Los retratos -lo que más disfruta hacer Facio, según ella misma confiesa- dan cuenta de su recorrido por el mundo: está la famosísima foto de Cortázar, cigarrillo mediante, pero también están Borges, Onetti, García Márquez y Sabato, y algunos textos de los escritores seleccionados para la ocasión. Están Alejandra Pizarnik y Pablo Neruda, a quien espió en Chile, donde el régimen de Augusto Pinochet le prohibió difundir el libro en el que plasmó ese trabajo. Y está, claro, María Elena Walsh, su compañera por décadas, y la primera en la lista de agradecimientos.
Está su serie Humanario , censurada durante la última dictadura militar, en la que retrató a pacientes psiquiátricos. Y está su recorrido por la vuelta de Perón tras el exilio y por sus funerales, en 1974. A Plaza de Mayo, a Plaza Congreso y, obvio, a Ezeiza, fue Facio para ver qué pasaba. Y también a Nueva York, a París, a Guatemala a encontrar instantáneas urbanas. O a museos de ciudades como Madrid, Estocolmo y Copenhage a retratar a espectadores y artistas.
Quino, Astor Piazzolla, Norma Aleandro, Doris Lessing y la propia Facio, que para el libro escribió una autobiografía personal y otra profesional, fueron también víctimas de su “crimen”. Es que para ella, hubo un concepto que guió su trabajo y que venció al paso del tiempo: “Siempre intento lo mismo; robarle el alma al que fotografío”, explica.
“Ataúlfo selecciónó dentro de lo que yo ya había preseleccionado. Y yo dirigí la impresión”, cuenta Facio, que valora esta publicación “por ser la primera que reúne toda una trayectoria”. Hoy, adelantó, sólo dirá que muchas gracias porque el resto “ya está dicho”. Y, por suerte, buena parte está impreso.

Fuente: clarin.com

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