EL ARTISTA Y SUS OBRAS CON FANTASMAS

El francés Christian Boltanski trabajará las huellas y el dolor de los inmigrantes, en el hotel adonde llegaban a principios del siglo XX.

Muertos de hambre, tristeza y dolor, pero queriendo, más que nada en el mundo, sobrevivir, huyeron de las Guerras Mundiales cruzando el océano hasta el puerto de Buenos Aires y desembarcando allí con sus valijitas. Bajaban de los barcos y se metían en el Hotel de Inmigrantes (hoy, Antártida Argentina 1355).
Con comedores con turnos para hasta mil personas, doce habitaciones donde dormían 250 a la vez, enfermerías, lavaderos, cocinas, depósitos y oficinas, ésta era la primera Argentina que conocían los inmigrantes europeos de principios del siglo XX. Lugar de memoria, de vida, sobrevida y muerte: ¿acaso hay un espacio mejor que éste para que el gran artista francés Christian Boltanski cree sus obras…?
Mundialmente conocido por sus trabajos acerca del dolor, el recuerdo y el pasado, Boltanski (1944) le dice en exclusiva a Clarín, quien lo acompañó durante el proceso de producción de su obra en el Hotel, y lo recorrió con él en días previos a la inauguración: “Cuando entré al Hotel de Inmigrantes por primera vez, quedé impactado”.
–¿Qué encontró?
–Me impresionaron los pisos donde están los archivos. Recuerdo que vi que estaban todos los papeles sobre el piso, apilados. Miles y miles de vidas... Hay tanta gente, hay tantas historias, acumuladas en este lugar… Algún tuberculoso, alguno que dejó a su novia para venir a América… Hay miles de historias. Recuerdo, también, que había tanto polvo entre los papeles, que tenía los ojos enrojecidos. Estaba toda esa masa de historia devenida una forma de polvo, digamos.
–Este es un edificio con una carga emocional e histórica fuerte. ¿Cómo será la obra que expondrá?
–Será más bien triste. Tendrá que ver con la muerte y con los fantasmas de los inmigrantes que llegaban, y no tanto con la felicidad de llegar a la Argentina. Sobre todo porque creo que este es un lugar de muerte. Un lugar donde se escuchan y se escucharán muchas voces.
–¿Usted escuchó esas voces?
–Cuando vi los papeles todos polvorientos unos sobre otros, sentí la presencia de toda esa gente que pasó por aquí. Fue un momento de felicidad para ellos, pero, a la vez, dejaban su país, dejaban a sus familias, lidiaban con un nuevo idioma… Ellos tenían que olvidar. Debían olvidar de donde venían. Y esto no debía de ser fácil.
–Está realizando esta obra un piso por encima de los archivos…
–Justamente: tantas vidas están ahora allí, en forma de papeles. Y a la vez, la mayoría de las personas que pasaron por aquí están, forzosamente, muertos. Los papeles se están pudriendo, también, aquí abajo. Y entonces sólo quedan los fantasmas.
–¿Qué piensa de esa memoria que se está pudriendo acá abajo?
–Que habría que hacer el museo de la inmigración aquí.
–Bueno, el museo ya existe.
–Entonces, habría que limpiarlo bien, organizarlo. Aquí hubo personas que venían de otros países: creo que hay que mantener esa doble pertenencia. Un punto fuerte es tener otro pasado incluido en uno mismo.


Las tres exposiciones



Hoy a las 18, en el Centro Cultural Borges (Viamonte 525), Boltanski hablará de su obra con Eduardo Jozami, Martín Kohan, Jean Hubert Martin y Diana Wechsler. Es su primera aparición: son tres los proyectos que el artista hará desde el viernes en Buenos Aires. En el Hotel de Inmigrantes hará Migrantes; en la Casa Nacional de la Música México 569), Libros voladores,un homenaje a Borges, que fue director de la Biblioteca Nacional cuando funcionaba allí. Y en el Museo Untref (Valentín Gomez 4838, Caseros) presentará Obras, de contenido autobiográfico.
Además hoy, en Tecnópolis, el artista recolectará latidos de corazones que el público grabó desde julio, como contribución a una obra de larga data de Boltanski: un reservorio mundial de latidos, que se almacenan en Japón.
“El hilo conductor de estos proyectos son el arte, el tiempo y la memoria”, explica Diana Wechsler, curadora de las exposiciones de Boltanski en Buenos Aires y directora de investigaciones de Arte y Cultura de la Universidad de Tres de Febrero, la que invitó al artista al país: se rumorea que hacer las obras costó unos 100 mil euros. Hay más información en: http://boltanskibsas.com.ar/.

Fuente: Revista Ñ Clarín

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