TURQUÍA, TRAS LOS MUSEOS DEL MUNDO

Turquía exige la devolución de tesoros que fueron hallados en excavaciones en su territorio y hoy se exhiben en diferentes partes del mundo. Los museos reaccionaron y acusaron al país de "chantaje cultural".  

Por DAN BILEFSKY - The New York Times / Estambul

La enérgica campaña que desarrolla Turquía en reclamo de antigüedades, que según sostiene le fueron robadas, derivó en la reciente devolución de una antigua esfinge y de muchos tesoros del rico pasado de la región. Pero también ha generado críticas por parte de algunos de los museos más grandes del mundo, que califican la campaña de chantaje cultural.
La última medida de los funcionarios turcos fue presentar este verano (boreal) una protesta ante el sistema judicial de su país en la que solicitan se investigue lo que señalan fue la excavación ilegal de dieciocho objetos que se encuentran ahora en la colección Norbert Schimmel del Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
Los funcionarios turcos recordaron que el año pasado el director general de museos y patrimonio cultural de Turquía, Murat Suslu, había dado un sorprendente ultimátum a los funcionarios del Metropolitan: que presentaran pruebas de la procedencia de antiguas esculturas y vasijas doradas porque, de lo contrario, Turquía podría suspender el préstamo de tesoros.
Turquía dice que ya se ha instrumentado la amenaza. "Sabemos que todos los objetos que están en el Met son de Anatolia", la región turca conocida por sus antiguas ruinas, dijo Suslu, que es arqueólogo. "Sólo queremos que nos devuelvan lo que es nuestro".
Los intentos de Turquía han desencadenado un debate internacional sobre la propiedad de las antigüedades luego de siglos de fronteras en movimiento. Museos como el Met, el Getty, el Louvre y el Pergamon de Berlín dicen que las tácticas de Turquía ponen en peligro su misión de exponer tesoros artísticos globales.
Los directores de museos afirman que el intento de repatriación busca modificar prácticas aceptadas, como una convención de la Unesco que permite a los museos adquirir objetos que se encontraban fuera de su país de origen antes de 1970.
Si bien Turquía ratificó la convención, ahora cita una ley de la era otomana de 1906 ­que prohibía la exportación de objetos­ como base para hacer sus reclamos.
Egipto y Grecia han planteado demandas similares, e Italia convenció al Met de devolver en 2006 una antigua vasija conocida como la Vasija de Eufronios.
Pero las enérgicas tácticas de Turquía han generado alarma en los museos. Los funcionarios locales se niegan a prestar tesoros, retrasan la autorización de excavaciones arqueológicas y critican públicamente a los museos.
"Los turcos impulsan la polémica y una política desagradable", dijo Hermann Parzinger, presidente de la Fundación Patrimonio Cultural Prusiano, que supervisa el Pergamon. "Deberían cuidarse de hacer acusaciones morales cuando sus museos están llenos de tesoros robados" que adquirieron los otomanos durante los siglos que gobernaron partes de Oriente Medio y el sudeste de Europa, declaró.
Un ejemplo es un valioso sarcófago destinado a Alejandro Magno que se descubrió en Sidón, El Líbano, en 1887, y en la actualidad se encuentra en el Museo Arqueológico de Estambul. Suslu dijo que el sarcófago es propiedad legal de Turquía porque se lo había excavado en territorio que en aquel momento pertenecía al país.
La campaña turca, sin embargo, ha tenido un éxito notable. El Pergamon aceptó el año pasado devolver una esfinge de tres mil años de antigüedad del imperio hitita que, según sostenía Turquía, se había trasladado a Alemania en 1917 para su restauración.
En septiembre de 2011, el Museo de Bellas Artes de Boston devolvió la mitad superior de una estatua de 1.800 años, "Heracles cansado".
A los efectos de presionar al Met, los funcionarios turcos declararon que se habían negado a hacer préstamos para una exposición del museo de este año.
El Met negó que le hubiera pedido a Turquía piezas para la muestra. Su director, Thomas P. Campbell, señaló que el Met consideraba que Norbert Schimmel había adquirido de forma legal los objetos que reclamaba Turquía en la década de 1960, antes de donarlos al museo en 1989, por lo que se inscribían en el acuerdo de la Unesco. "Si surgen pruebas de que los objetos fueron producto de excavaciones ilegales o de saqueos, analizaremos el tema caso por caso", dijo Campbell.
Agregó que el argumento de que siempre había que devolver los objetos a su país de origen era dudoso. "Estamos celebrando la cultura turca", afirmó, "y son las grandes exposiciones en Londres, París y Nueva York las que alientan a la gente a visitar Turquía y explorar su patrimonio cultural en lugar de limitarse al sol y la playa".
Suslu, por su parte, declaró que nada justificaba el robo.

Fuente: Revista Ñ Clarín

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