QUÉ VES CUANDO ME VES:
RETRATOS Y AUTORRETRATOS DE ANATOLE SADERMAN

Les pedía a los artistas un autorretrato a cambio de fotografiarlos.
Ahora exhiben la impactante colección.


Qué ves cuándo me ves: retratos y autorretratos de Anatole Saderman
Por Mercedes Pérez Bergliafa

"A este muchacho hay que darle algo por todas estas fotos’, me dijo; y entonces me regaló una hermosa naturaleza muerta”. La anécdota la contaba el fotógrafo Anatole Saderman. Ocurrió allá por los años 30, cuando retrató al exquisito y metafísico pintor Eugenio Daneri. Saderman le sacó una foto, y Daneri le dio a cambio, como agradecimiento, una pintura. La bolilla se empezó a correr, el “boca en boca” y los más distintos pintores, grabadores y dibujantes fueron acercándose al estudio de fotografía de Saderman –ubicado encima del famoso “Jimmy´s bar”, en Callao entre Charcas y Santa Fé–, para que los retratara. Se inició así una larga y especial historia en la vida del fotógrafo: ésa en la que Saderman hacía sus retratos y los artistas le pagaban con obras.
A mitad del juego, el fotógrafo cambió las reglas: ya no se contentó con recibir cualquier trabajo a cambio sino que comenzó a exigir, como “moneda de pago”, un autorretrato. “La colección que tenía llegó a superar los cien”, comenta ahora Alejandro Saderman, hijo del fotógrafo ya fallecido. “Dudo que haya existido en el país una colección semejante”.
Es este diálogo entre retratos fotografiados y autorretratos –pintados, dibujados o grabados– el que se podrá ver desde hoy en la sala 12 del Centro Cultural Recoleta.

     
“Autorretrato”. Saderman por sí mismo, en una imagen tomada en 1975.

Retratos, autorretratos + retratos, se llama la exposición, que cuenta con el apoyo de la Fundación Alon. Formada por 27 autorretratos –en realidad por sus documentos, no son las obras originales– y 38 fotografías de retratados, la sala está repleta de caras que nos miran : ojos cargados de historias, ojos que son vistos por otros –en las fotos de Saderman– y que se ven a sí mismos –en cada autorretrato–.
Y está esa hermosa foto de Antonio Berni sentado en su taller. Y la de un Lino Enea Spilimbergo pensativo, con las ideas pasando a través de sus ojos claros, italianos. La foto del pintor Ramón Gómez Cornet mirando –serio, fijo, casi preocupado– directo a la cámara de Saderman. Y el original diálogo entre las fotos y los autorretratos de los artistas, como el que se establece entre un Yuyo Noé con un saco a rayas, y su propia visión de sí mismo, en collage, con los pelos parados y los ojos recortados y pegados. En cambio, Rómulo Macció eligió mirar hacia abajo, esquivando la lente del fotógrafo. A sí mismo se vio frente al espejo, afeitándose la barba, en un dibujo sintético, casi de historieta, de pocas líneas.

La foto que Saderman le sacó a Carlos Alonso.

“Lo interesante de esta muestra es que a la mayoría de los artistas los conocí en los años 50, 60, 70”, explicaba Fito Fiterman –director de la Fundación Alon– mientras recorría la exposición junto a Clarín . “Ellos fueron los que dieron origen a la pintura moderna y contemporánea en nuestro país.” Libero Badii, Carlos Alonso, Eduardo Audivert, Horacio Butler, Juan Del Prete, Luis Falcini –fue el primero que Saderman retrató–, Carlos Gorriarena, el escultor Naum Knop y Norberto Onofrio, entre otros, están allí, mirándonos en Recoleta, en un doble registro, observándose a sí mismos y siendo observados.
La muestra se corona con la edición de un fabuloso libro, en el que aparecen todas estas obras y las biografías de cada artista, así como la historia de la colección de Saderman, “el gran pescador ruso”. O como lo llama el crítico Alberto Giudici en el ensayo introductorio: “Saderman, un buscador de espíritus”.

Fuente:Revista Ñ Clarín

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