ALEC OXENFORD:
"MI OCIO TAMBIÉN ES DECIDIDO Y ORGANIZADO"

MBA de Harvard, este coleccionista y flamante presidente de arteBA se define como un obsesivo de la tecnología y el buen uso del tiempo.

Por Soledad Vallejos / LA NACIÓN

Lo hizo, por lo menos, en tres ocasiones, por eso puede decirse que él es un emprendedor serial. DeRemate.com fue su primera gran conquista, pero ya había tenido algunas experiencias previas en la Web fuera del país. Luego llegó OLX.com , el portal de clasificados gratis más grande del mundo. Y ahora, orgulloso, estrena un nuevo traje: es el flamante presidente de arteBA, tras la salida de Facundo Gómez Minujín.
Para Alec Oxenford (44), empresario con un MBA en Harvard y joven coleccionista, la única dedicación posible es la full time . Y así va por la vida, despuntando el vicio de la especialización y "el asesoramiento de calidad" en todo lo que hace y en todo lo que emprende. Un día se le dio por salir a correr y a los pocos años ya había participado en dos de las maratones más importantes del mundo, en Nueva York y Berlín. La entrevista transcurre en el candy corner de sus propias oficinas, en Palermo, en un espacio luminoso y de paredes coloridas. Antes de iniciar la charla apoyó su iPhone sobre la mesa: nunca dejó de sonar...
-¿Te alcanzan las horas del día para cumplir con todo?
-El tiempo nunca me alcanza. Pero intento ser lo más organizado y riguroso posible. De otra manera, sería imposible llevar todo adelante.
-¿Te quedan momentos de ocio?
-Mi ocio también es decidido y organizado [suelta una carcajada]. Nunca me vas a encontrar haciendo algo que no haya decidido especialmente. ¿Tengo tiempo de leer? ¿Cuánto? Una hora y media. Perfecto. Y otro de mis grandes momentos de ocio, sobre todo cuando viajo, es ver películas.
-¿Tu dispositivo favorito?
-iPad. En todos los tiempos muertos, aeropuertos y más aeropuertos, aprovecho para ver pelis.
-¿Y cómo hacés para ensamblar tantos viajes con la vida familiar? Tus dos hijos nacieron en la década más intensa y productiva profesionalmente.
-Sí, es difícil. Y no te voy a decir que no hay reclamos. Pero yo creo que nada es perfecto. Comencé a viajar mucho desde que mis hijos eran chiquitos. Hoy tienen 11 y 13 años. Pero después de cada partida siempre hay un regreso. Y esos reencuentros con mi familia, luego de cada viaje, son momentos intensos. De gran disfrute. Y aprendí, como en otros aspectos, que el tiempo de calidad es el que más vale, el que mejor se aprovecha.
-¿Cuándo compraste tu primera obra de arte?
-Mi acercamiento al arte fue progresivo. Arrancó como algo inesperado, en 2001, cuando Vicky de Carabassa me llamó para armar la Asociación de Amigos del Malba. Me acuerdo que nos reunimos con otras treinta personas en el Malba, que aún estaba vacío, y después de que cada uno expusiera sus ideas Vicky dijo: «Ahora tenemos que votar a las autoridades». Y me fui de esa reunión como el presidente de la asociación. Me cayó de arriba y yo creo que las cosas suceden por algo. Hay que dejar fluir, seguir a la corriente. Y a partir de ahí me involucré con el arte cada vez más, hasta que terminó por convertirse en una pasión. Hasta ese entonces sólo compraba cuadros que quedaran bien con la pared y los colores de mi casa. Pero la primera obra que compré con un fin no decorativo, digamos, fue un cuadro de Catalina León, que era tan grande que lo tuve que guardar por cuatro años en el sótano de la casa de mi abuela.
-¿Te importa la decoración de tu casa? ¿Opinás sobre esas cuestiones?
-Sí, me importa y mucho. Y estando en el grupo de la asociación desmitifiqué esa creencia de que a los hombres no le importan esas cuestiones. Es más, a todos los que estábamos ahí nos importaba tanto o más que a nuestras propias mujeres. Porque la casa también tiene que ver con uno.
-¿Y qué coleccionás?
-Arte contemporáneo argentino. Pero, como creo fuertemente en el asesoramiento de calidad, pedí consejo a Inés Katzenstein. Juntos empezamos a armar una línea de colección. Un cuerpo de obras con un sentido, un criterio. Ella me ayuda a seleccionar cosas y yo elijo. Bah, en realidad, yo siento que estoy eligiendo, pero en el fondo elige ella [Se ríe].
-¿Creés que siempre es así?
-Tal cual, una mujer quiere comprar algo, y te dice: «¿Cuál te gusta más, ésta o ésta?» Elegí vos. Ya está. Listo.
-¿Sostenés que el coleccionismo no es exclusivo de gente adinerada?
-Por supuesto. Creo que hay muchos motivos para acercarse al arte. Primero, te ayuda al alma. Cuando me siento mal, no hay nada que me reconforte tanto como admirar una linda obra. Me serena. Como cuando la gente reza. A mí el arte me reconforta el espíritu. Y creo que el arte no tiene nada que ver con la billetera. Existen obras baratas, no todas cuestan millones de dólares.
-¿Se pueden encontrar en arteBA obras que estén al alcance del común de la gente?
-Literalmente, por unos cientos de pesos podés comprar una obra de arte, y muy linda. Una obra curada. Y me parece bueno resaltar que hay pocas cosas en la Argentina que sean verdaderamente de calidad internacional. El arte contemporáneo es una de ellas.
-¿Y cuál es tu trabajo como nuevo presidente? ¿Qué objetivo te impusiste?
-Mi trabajo es impulsar el coleccionismo, generar una escena revitalizada en los artistas. Que ellos puedan producir más y que la gente pueda acercarse al arte. Comprar un cuadro no es sólo una cuestión económica.
-¿Dónde te sentís más cómodo, rodeado de artistas o de techies ?
-Si agarrás un grupo de artistas y tech ies dentro de un cuarto y los mezclás, no vas a reconocer cuál es cuál. Tienen el mismo aspecto. Bastante desalineados, muy informales, no les dan bolilla a los horarios, no son nada jerárquicos y sólo te respetan si tenés algo para aportar. Y todos tienen ese aspecto fresco. En realidad, con ambos me energizo, me refresco y, al mismo tiempo, puedo llegar a volverme loco. Por eso también necesito tomar otro aire, alejarme de todo ese mundo.
-¿Y con qué te desconectás que no sea tu familia? ¿Con tecnología, tal vez?
-Absolutamente. Es algo que no puedo dejar de hacer.
-Tenés cuenta en Facebook, Twitter y un blog abandonado hace casi un año. ¿El último post fue en junio del año pasado?
-Sí [ríe]. Lo abandoné por Twitter, que es un microblogin. Tuiteo todos los días, me parece una herramienta mucho más ágil. También tengo cuenta en Instagram, que utilizo bastante. Pero el blog no lo cerré por la cantidad de comentarios que tiene. En algún momento pensé en darlo de baja, pero ahora que lo mencionás pienso retomarlo el mismo día que lo dejé, pero un año más tarde.
-¿Estar prendido a la tecnología te ayuda a no envejecer?
-Creo que la juventud es una actitud. Absolutamente. Y todo lo que tiene que ver con la actividad tecnológica es joven, de vanguardia. Yo soy muy curioso, inquieto, y me intereso ante cada cosa nueva. Además, estar con gente joven también te rejuvenece, y en OLX, por ejemplo, el promedio de edad es de 25 años. En arteBA pasa algo parecido, tal vez, el rango es un poco más amplio. Pero los artistas son personas dinámicas, luminosas. Y en ambas disciplinas existe el trato horizontal, cero conservador, nada de jerarquías. No hay casillas estancas.
-¿Sos estricto en cuanto al uso de la tecnología con tus hijos?
-En casa somos todos bien tecnológicos, y ellos tienen todo. Cada uno su computadora, su iPad, su teléfono. No están prendidos a la iPad todo el día. Es algo que tienen naturalizado, y no me preocupa. También salimos a andar en bicicleta, jugamos a la pelota, tenemos otras actividades.
-También sos hincha de River. ¿Fanático?
-Soy de River, simpatizo. Pero el fanático es mi hijo. Con apenas 10 años se bancó todo el descenso y la mala racha. Que tu club se vaya a la B es complicado. Pero se ve que él también cree que de los fracasos se aprende. Son necesarios para estructurar las bases y salir nuevamente adelante. El verdadero hincha es él. Yo lo acompaño.


Fuente: lanacion.com

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