JEFFREY GIBSON:
UNA ARTISTA EN PAZ CON MÚLTIPLES TRIBUS

La aceptación personal inspiró y dio visibilidad al artista. La obra de Gibson se exhibe en el Museo de la academia nacional en Nueva York.

Jeffrey Gibson en su estudio con su perro, Stein-Olaf.
Jeffrey Gibson en su estudio con su perro, Stein-Olaf.

Por CAROL KINO


The New York Times

Una tarde soleada de mayo, Jeffrey Gibson daba vueltas en su estudio, tratando de establecer en qué lugar poner cada uno de sus trabajos.
Unas abstracciones geométricas luminosas, meticulosamente pintadas en cuero de ciervo, estaban a punto de ser llevadas a una feria de arte. La representación que había realizado Gibson de un baúl de cuero de búfalo, un estuche de transporte de piel rústica tradicional de los indios estadounidenses, sería despachada a Nueva York para una exposición individual en el Museo de la Academia Nacional. Dos abstracciones a la manera de Delaunay en cueros de alce habían sido enviadas a un museo de Ottawa.
"Si hace cinco años me hubieran dicho que mi obra iría a estos lugares no lo habría creído", dijo Gibson. A los 41 años, es miembro de la Banda de Indios Choctaw del Misisipi y medio cheroqui. Durante años se resistió, dijo, al impulso de citar textualmente el arte indio tradicional, tal como rechazó la presión que sintió en la escuela de arte de realizar una obra que reflejara su supuesta identidad.
Ahora "finalmente estoy en un punto en el que puedo sentirme cómodo presentándoles a ustedes" la cultura india americana, dijo.
A juzgar por la cantidad creciente de exposiciones, esa aceptación personal experimentada por Gibson redundó en un gran beneficio para su obra. Entre varias exposiciones de sus trabajos, la muestra "Said the Pigeon to the Squirrel" permanecerá hasta el 8 de septiembre en el Museo de la Academia Nacional. Sus obras pueden, además, ser vistas en otros cuatro lugares.
"Love Song", la primera exposición individual de Gibson, fue inaugurada en mayo en el Instituto de Arte Contemporáneo de Boston con 20 serigrafías, un video y dos esculturas, una de las cuales une con una cuerda siete tambores pintados. Las pinturas realizadas en cuero de alce ahumado están expuestas actualmente en "Sakahàn", una inmensa exposición colectiva de arte indígena internacional que se inauguró recientemente en la Galería Nacional de Canadá, en Ottawa. Y una instalación de tapices colgantes con formas de escudos realizados con cuero pintado y postes de tipi, se encuentra en el Cornell Fine Arts Museum de Rollins College en Winter Park, Florida.
También hay trabajos de Gibson en una exposición grupal de la Wilmer Jennings Gallery en Kenkeleba, que es desde hace tiempo una vidriera multicultural neoyorquina, hasta el 2 de junio. Llamada "The Old Becomes the New", analiza la relación entre los artistas indígenas americanos contemporáneos y los artistas abstractos de la posguerra como Robert Rauschenberg y Leon Polk Smith que recibieron una fuerte influencia del arte indio tradicional.
La colaboración de Gibson consiste en dos bloques cilíndricos, envueltos en cuero crudo, y pintados con rectángulos de color sobreimpresos, lo que crea una mezcla sorprendentemente armónica de Josef Albers y Donald Judd con una envoltura ceremonial.
Gibson se crió en Corea del Sur, Alemania y distintas ciudades de los Estados Unidos, o sea que "tener que aclimatarme fue totalmente normal para mí", dijo.
Pensó en estudiar arte indio tradicional, pero optó por concentrarse en el arte de taller. En 1993, aterrizó en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago, donde a menudo se sintió presionado a analizar su herencia india cuando él en realidad ansiaba pintar como Matisse o Warhol. No obstante, comenzó a descubrir ese legado de otra forma como asistente de investigación en el Field Museum.
Al observar cómo examinaban los tambores, los contenedores de cuero de búfalo y otros objetos en la colección del Field los ancianos tribales que lo visitaban, Gibson comenzó a ver el arte "como una forma muy fuerte de resistencia".
Y nada de lo que había visto hasta el momento "era tan completo y plenamente acabado como los objetos propiamente dichos", dijo.
"Ciertamente, hizo que me resultara difícil volver al estudio a pintar." Pero sí pintó ­principalmente paisajes expresionistas llenos de personajes de Disney y decorados con lentejuelas y brillos. Su obra siguió en un filón similar mientras estudiaba en Londres. Si bien la Banda del Misisipi le pagaba la educación, la experiencia significó para él una pausa bienvenida en sus preocupaciones relativas a la identidad, dijo, y la posibilidad "de ver arte y pensar en las cualidades formales de realizar una obra artística". (Mientras tanto, también conoció a su marido, el escultor noruego Rune Olsen.) Después de regresar a los Estados Unidos en 1999, esta vez a Nueva York y Nueva Jersey, Gibson comenzó a pintar escenas pastorales fantásticas, adornando las superficies con cuentas de cristal y burbujas de silicona pigmentada.
Mientras se esforzaba por entender el Minimalismo, comenzó a ver la relación entre la abstracción geométrica Modernista y los diseños en los objetos que lo habían dejado anonadado en la colección Field.
Su muestra de 2012 con Participant Inc. resultó un punto de inflexión. Allí colaboró con artistas indios tradicionales. Y una vez que puso el pincel en un cuero de búfalo, se enganchó, dijo Gibson.
El cambio de fondo derivó de su decisión de abandonar la idea de que pertenecía a un grupo minoritario, dijo. De golpe, todo el arte se convirtió simplemente en "puntos individuales en la periferia que me rodea", dijo. "En cuanto pensé en mí mismo como el centro, el mundo se abrió."

Fuente: Revista Ñ Clarín

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