CIENTO TRECE METROS DE ARTE ROSARINO, EN EL CORAZÓN DE RÍO

La monumental obra, dice el artista, se alimenta de Internet, de la televisión, de la biotecnología y de los graffitis.








Recorrido. Como una serpiente, el trabajo de Marcaccio atraviesa el edificio donde está....


La ciudad de Río de Janeiro deslumbra: a partir de hoy, en la exquisita Casa Daros se expondrá –por primera vez en el continente americano– la famosa pintura gigante Paintant Stories (Historias con Pintantes) del artista argentino Fabián Marcaccio), dentro de la muestra que lleva ese mismo nombre.
Una “pintante” es una obra que combina distintas técnicas y en la que el arte desborda en la arquitectura. En Buenos Aires dejó huella una que se expuso, en 2005, en la terraza del Malba: medía 30 metros, se llamaba Ezeiza y retrataba la violencia del día en que Perón volvió del exilio.
La Paintant… que se ve en Río pertenece a la colección suiza Daros, una de las colecciones de arte latinoamericano más grandes del mundo. Mide 113 metros de largo por 4 de alto y entra y sale del edificio de Daros como si se tratara de una serpiente gigante. Así, el trabajo de Marcaccio (Rosario, 1963) actúa como pintura. Pero también es una intervención urbana que irrumpe en el paisaje de la ciudad, que en este barrio, Botafogo, tiene palmeras, autopistas, altos edificios blancos y grises, una bahía y, por supuesto, muchos morros sobre los que hoy cuelgan las nubes.
Clarín recorrió la pintura gigante junto al artista y también presenció el taller que Marcaccio brindó para los estudiantes de arte de Brasil.
En acción. Marcaccio pintó 100 metros en Nueva York y 13 en Río.

El pintor les comenta a los futuros artistas: “La obra original tenía 100 metros de largo pero acá, en Río, pinté casi 14 metros más. Acabo de terminar”. Y a medida que habla mira una y otra vez su Paintant. En la sección de la muestra llamada “Lab” (donde expone, como en un laboratorio, partes del proceso de Paintant) detalla: “Estos objetos de silicona que pueden ver son, en realidad, la materialización de algo que no existe: de una idea. Son una situación filosófica”. Los jóvenes miran. Asombrados, fotografian y tocan.
Residente en Nueva York desde hace tres décadas, el artista es uno de los pocos pintores argentinos de las generaciones medianas que se ganó una trayectoria internacional realmente importante, a fuerza de pura pintura, discurso –tiene formación en Filosofía– y una originalidad arrasadora. Y este no es un dato menor, en tiempos en los que la pintura, después de una época de haber estado relegada y mantenida al margen por el mercado y la moda, vuelve ahora con toda su fuerza.
Exponer la gigante Paintant de Marcaccio en Daros es reafirmar que la pintura nunca muere y que, al contrario, se va renovando de acuerdo a los tiempos que corren. Esto dice el pintor: “Yo soy, en realidad, un artista híbrido. Me relaciono con lo que llamo “artistas esquizofrénicos”.
Y se escapa por la ventana. La obra se escabulle por espacios arquitectónicos.

Hay pintores que son muy puros en lo que hacen, pero yo no, yo necesito ser híbrido porque todo el tiempo busco conexiones. Mi pintura se alimenta de Internet, de la televisión, de la biotecnología, de los banners de la calle, de la propaganda, de lo digital, del graffiti, de las imágenes. Esa es mi grandeza y mi debilidad”.
Marcaccio mezcla un poco de todo en sus obras: técnicas digitales, resinas, siliconas, pigmentos, collages. Creó lo que él llama una “pintura expandida”. Con ella pretende hacer “una pintura tan rica y tan llena de contenido como la Internet misma”. Intenta expandir las posibilidades de la pintura.
Las Paintant Stories estarán exhibidas en Río hasta agosto. Pero en estos últimos días, en Daros, corrió un rumor por lo bajo, entre los invitados, periodistas y críticos: parece que pronto podríamos llegar a ver una Paintant grande del artista en Buenos Aires. ¿Quién se animará a trasladar la obra, cómo…? Bueno, los murmullos dicen que una institución importante está comenzando charlas con Marcaccio. La idea sería exhibir su obra al aire libre. Crucemos los dedos para que esta innovadora forma de pintura, bien del Siglo XXI, pronto pueda verse en la Argentina.
Por ahora, Río de Janeiro tiene ese privilegio.

Fuente: Revista Ñ Clarín

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