AUTORRETRATO: EDGARDO GIMÉNEZ


Uno de los pioneros del pop local presenta un recorrido por su carrera en el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén

  "De las creaciones de Disney surge mi locura por los animales".  Foto:Gentileza MNBA Neuquén


EL DI TELLA

El Instituto Torcuato Di Tella fue revolucionario sin que nos diéramos cuenta. En los años sesenta, su radicalidad incomodó a muchos. Fue un momento trascendente: todo lo que entronizaba el Di Tella lo había defenestrado la cultura anterior. Era un lugar donde no sólo se hablaba de libertad, sino que también se la ejercía. Su director, Jorge Romero Brest, decía que se puede mentir con las palabras pero no con los hechos. No esperábamos que los artistas estuvieran consagrados por el tiempo. Nos interesaba Andy Warhol mientras producía, estábamos ávidos de lo que sucedía en ese momento. En el Di Tella me sentí comprendido y valorado.


EL TIEMPO

Esta muestra reúne unas cuarenta obras, desde los años sesenta hasta las más actuales. Entre otras, se incluyen una instalación de Tarzán con la mona Chita, y una escultura con luz tenue realizada en 1972 que integra la colección del MNBA. La exposición se titula Cinco estrellas porque son obras seleccionadas entre toda mi producción. Me gustaría que nuestro paso por el planeta sea cinco estrellas: uno tiene que tomar conciencia de que se morirá, no como un hecho terrible sino inevitable. El tiempo que perdemos relacionándonos mal y aburriéndonos es tiempo perdido. Uno tiene que ser exigente con el destino que se construye. No nos queda tanto tiempo.


AUTODIDACTA

No estudié nada, me formé solo. Como todos los artistas pop del mundo, vengo de la publicidad y del diseño gráfico, de la comunicación para promover productos. Fui director de Arte del Teatro San Martín y del Teatro Colón. Diseñé casas, afiches, muebles, tapas para libros, objetos de uso cotidiano, tapices, serigrafías, pinturas, instalaciones, esculturas-laberinto y escenografías para cine, como la que hice para Psexoanálisis (1967), de Héctor Olivera, la primera película pop de la Argentina. También diseñé la casa de Romero Brest. Fue mi primera experiencia completa de arquitectura interior. Cuando Guido Di Tella la vio, dijo que sería un ícono de los años setenta.


ANIMALES

Me eduqué con toda la fantasía de Disney y Hollywood, con Cleopatra y las superproducciones cinematográficas. Me gustaba Hollywood porque siempre había un final feliz. Disney me abrió las puertas hacia una imaginación sin límites. Para mí, Walt Disney fue un genio absoluto, me gustaban todas sus creaciones. De sus creaciones surge mi locura por los animales: monos, leones, cebras, panteras... La fauna selvática es clave en mi obra.


EL JUEGO

El arte es para despertarte, no para hacerte dormir. No le tengo miedo a la seriedad sino al aburrimiento, que es muy diferente. Todo lo que aburre no es arte. Así como en el amor uno no puede tener una pareja con la que se aburre, en todos los órdenes de la vida ocurre lo mismo. En mi caso, el juego y lo lúdico ocupan un lugar central en mi vida y en mi obra. Mi lápida dirá: "Aquí yace Edgardo Giménez, el artista que no aburrió a nadie".


COLEGAS

Por el Di Tella pasaron artistas geniales como Marie Orensanz, Dalila Puzzovio, Charlie Squirru, Pablo Mesejean, Juan Stoppani, Alfredo Rodríguez Arias, Marilú Marini, Delia Cancela, Marta Minujín. Una conversación con ellos tenía el mismo efecto que ver una gran obra de arte. Cada día que compartimos fue milagroso. Constantemente descubría aspectos sustanciales del hecho de ser artista y de la posibilidad que tenemos de mostrar otra realidad.


Producción: Marina Oybin


Fuente: lanacion.com.ar

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