UN HOMENAJE A MEDIO SIGLO DE PINTURA



Radicado desde hace años en el apacible ambiente de La Cumbre, el pintor Miguel Ocampo se reencontró con el artista plástico Rogelio Polesello en la muestra “Homenaje a la vida”, en la que Ocampo recorre toda su trayectoria desde la década del 60 en una selección de 25 obras de mediano y gran formato. 
Durante la inauguración, charlaron animadamente junto con Ricardo Coppa Oliver, titular de la galería porteña donde estará colgada la exhibición hasta el 22 de octubre.

Fuente: clarin.com

HACIA UN
AÑO RECORD PARA EL ARTE ARGENTINO



Mercado en alza / Cifras elevadas en los remates. 
Las ventas en las subastas porteñas ya alcanzaron a los 14 millones de dólares y podrían superar los 17,6 millones del año pasado.

Todavía queda la recta final. Pero hay quienes ya sueñan con descorchar el champagne, porque este año promete marcar un récord para las ventas de arte en las subastas porteñas. No sólo porque ya casi se alcanzó la facturación total del año pasado, sino porque el último trimestre suele ser el más movido de cada temporada.
En lo que va del año, según datos de Consultart/dgb, se vendieron en los remates porteños unas 3500 obras de arte argentino por un valor equivalente a los 14 millones de dólares. El total de 2010, que marcó un récord histórico, fue de 17,6 millones.
"Es altamente probable que este año superemos ese nivel", adelanta Gualdoni Basualdo, director de Consultart/dgb.
En un año electoral, y con un contexto global incierto, un cuadro colgado en la pared parece inspirar más confianza que la tarjeta de débito. Los que prefieren una inversión segura apuestan por imágenes fácilmente reconocibles -los gauchos de Molina Campos, los barcos de Benito Quinquela Martín, los retratos de Raúl Soldi-, y en muchos casos el golpe de martillo otorga al comprador el valor agregado del prestigio.
Esto explica sólo en parte por qué cinco de los diez cuadros mejor vendidos este año son paisajes de Fernando Fader; los otros también pertenecen a artistas consagrados: Ernesto Deira, Horacio Butler, Nicolás García Uriburu, Antonio Berni y Guillermo Kuitca.
El ranking de los diez más caros lo encabezan cinco óleos sobre tela de Fader: Mañana de trabajo, de 1917, rematado por Martín Saráchaga; Interior, de 1914 (Saráchaga); Sinfonía de otoño, de 1917 (Arroyo); Cacería del guanaco, circa 1905 (Roldán) y Piedras y nubes, de 1918 (Roldán).
Le siguen Imagen, óleo sobre tela de 1969 de Deira (rematado por Arroyo); Las cuatro estaciones del hombre, cuatro óleos sobre tela de Butler de 1978 (Saráchaga); Los ombúes, óleo sobre tela de García Uriburu (Roldán); Niña y cabra, óleo sobre tela de 1960, de Berni (Saráchaga) y Sin título, acrílico sobre tela de Kuitca (Arroyo).
A la hora de evaluar los resultados de las subastas, según señalan los expertos, también hay que tener en cuenta la ley internacional de las "tres D", que indica las razones por las que regresan al mercado obras que fueron compradas para toda la vida: death (muerte), divorce (divorcio) y default (quiebra).
"Nadie se quiere desprender de un cuadro de Fader", asegura Ignacio Gutiérrez Zaldívar, director de Zurbarán y autor de varios libros sobre el artista, al que define como el mejor paisajista del arte argentino. Según él, las obras de Fader que llegan a remates -en los que se factura aproximadamente un tercio del mercado total- suelen provenir de sucesiones.
En sus 35 años como marchand, Gutiérrez Zaldívar realizó 14 muestras con 380 obras de Fader, desde sus primeros trabajos en Alemania hasta los últimos, realizados en 1931, en Córdoba. A esa provincia se vio obligado a mudarse el artista por motivos de salud, ya que padecía tuberculosis. "Los médicos le dieron seis meses de vida -recuerda- y vivió 18 años más. En Córdoba produjo su obra más importante porque tomaba cada pintura como si fuera la última."
"Fue el primer artista en el país que ganó premios internacionales y murió con un éxito absoluto", sostuvo, por su parte, Susana Smulevici, historiadora del arte y miembro del staff de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes. Agregó que el MNBA cuenta con 19 obras de Fader; entre ellas, Los mantones de Manila, de 1914.
Dijo Gualdoni Basualdo: "No es común que hayan salido al mercado en seis meses cinco obras de Fader de esta envergadura, pero no hay que confundirse: no es que haya un boom de Fader. Lo que ocurre es que el mercado es chico, y cuando aparece una obra importante, se vende".
Por otra parte, existe el factor de arrastre y emulación: cuando una obra se vende muy bien, quienes tienen obras del mismo artista suelen salir a venderlas. "Ahí aparece gente y paga sumas que después le va a costar mucho recuperar", señaló.
¿De qué sumas estamos hablando? La obra más cara rematada este año fue Mañana de trabajo, de Fader, vendida en 219.990 dólares.

RANKING
 
1 - Mañana de trabajo, F. Fader (US$ 219.990)
2 - Interior, F. Fader (US$ 187.200)
3 - Sinfonía de otoño, F. Fader (US$ 173.755)
4 - La cacería del guanaco, F. Fader (US$ 173.755)
5 - Piedras y nubes, F. Fader (US$ 95.285)
6 - Imagen, E. Deira (US$ 91.220)
7 - Las cuatro estaciones del hombre, H. Butler (US$ 89.680)
8 - Los ombúes, N. García Uriburu (US$ 84.075)
9 - Niña y cabra, A. Berni (US$ 75.100)
10 - Sín título, G. Kuitca (US$ 72.865).
 
Fuente: www.lanacion.com

LAS PIRÁMIDES DE LA CATEDRAL





Por Eduardo Parise

En Buenos Aires, y con las nuevas torres, muchos coinciden: en los días con cielo despejado y sin neblina, desde algunos edificios muy altos se puede llegar a ver Colonia del Sacramento, la ciudad uruguaya que está en la otra orilla del Río de la Plata. No deja de ser una curiosidad. Pero si de cuestiones curiosas se trata, en la Ciudad hay una que resulta sorprendente: desde la Plaza de Mayo y mirando con atención, se llegan a observar las pirámides de Egipto.
¿Cómo es posible? Alcanzará con levantar la vista frente a la Catedral Metropolitana, en la avenida Rivadavia casi esquina San Martín, para descubrir que los perfiles de las más famosas pirámides de Giza, que recuerdan a los faraones Keops, Kefrén y Micerino, están allí como fondo de la escena artística que adorna el tímpano de esa iglesia, declarada Monumento Histórico en 1942.
La inauguración de esa obra artística, que llenó un espacio vacío y le dio realce al friso, fue el 19 de junio de 1863. Los trabajos habían comenzado a fines de 1860 y aunque dentro de las leyendas porteñas alguna vez se dijo que los había realizado un preso al que se indultó por esa obra, el encargado de desarrollarlos fue un artista francés llamado Joseph Dubourdieu, un hombre del que existen pocos datos biográficos, aunque se sabe que llegó aquí por primera vez en 1849.
Cuando le pidieron que realizara la obra para llenar ese friso triangular de 42 metros de ancho, Dubourdieu pensó en una imagen bíblica que trasmitiera amor y reconciliación. Así bocetó representar el reencuentro del patriarca hebreo José con sus once hermanos y su padre Jacob. Justamente Jacob y José son las figuras centrales del cuadro donde se observa al padre inclinándose hacia su hijo quien avanza para abrazarlo. La escena, según las Sagradas Escrituras, ocurrió cuando Jacob fue a Egipto. Por eso el artista pensó en las pirámides y decidió incluirlas como fuerte referencia detrás de la escena del abrazo.
Los especialistas sostienen que lo más difícil de resolver fueron los extremos del friso porque su forma triangular hizo que el espacio quedara, por esa cuestión geométrica, más reducido en altura. Sin embargo, Dubourdieu le encontró la vuelta al desafío e incluyó animales. Así, ubicado sobre las magníficas columnas (son de estilo corintio y se dice que representan a los doce Apóstoles), el tímpano de la Catedral aportó una imagen acorde a lo que merecía la importancia del edificio.
Como la realización de la obra artística coincidió con los tiempos de la batalla de Pavón (fue el 17 de septiembre de 1861 y su resultado generó que la provincia de Buenos Aires se reintegrara con el resto del país), algunos asociaron esa imagen de reconciliación colocada en el frente de la Catedral con aquella otra que parecía darse en la Argentina, lo que le otorgó al trabajo una interpretación política.
Después de terminar las esculturas, los investigadores afirman que el artista regresó a Europa y sus datos se perdieron entre la niebla del tiempo. Sin embargo, Joseph Dubourdieu no sólo dejó esa huella de su paso por Buenos Aires. También realizó otras esculturas que aún se conservan en espacios públicos de la Ciudad. Una de ellas es la estatua de la Libertad que está coronando la Pirámide de Mayo, aquel monumento que el gobierno patrio mandó construir para conmemorar el primer aniversario de la Revolución de 1810. La estatua del francés se agregó en 1856 y mide algo más de tres metros. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

EL ERMITAÑO DE GENERAL RODRÍGUEZ


Por Laura Ramos 

Muy de vez en cuando, si alguien lo invita a proyectar una de sus películas o con el fin de conseguir algún repuesto para el proyector, Claudio Caldini, tez quemada por el sol, rostro italiano, silueta elegante, erguida, no habla con persona alguna durante semanas, engrasa su bicicleta y se prepara para la travesía. La valija con sus herramientas y rollos se ubica en la parte trasera, bien enlazada. El vehículo atraviesa seis kilómetros, no todos de paisaje agreste, hasta la estación de General Rodríguez, donde Caldini se sube al furgón del tren local que viene de Mercedes y lo deja en Moreno. Allí debe hacer una combinación con la línea Sarmiento que lo transporta a Plaza Miserere, donde aborda el colectivo 41. El día que se estrenó la película sobre su vida, además del 41 tuvo que tomar el 102 para llegar al Malba.
A los seis años, su padre lo llevaba al taller de un amigo en Villa Adelina, un cuarto pequeño con olor a resina donde se apilaban tornillos, radios en desuso, válvulas de televisores y un proyector de 35 milímetros. Los dos amigos coleccionaban rollos de películas viejas rescatadas de fábricas de pintura, que a su vez las habían comprado por pocos pesos, con el fin de recuperar el acetato, a las distribuidoras de cine. Pero, para evitar que las películas fueran comercializadas, antes de venderlas los distribuidores las rompían a hachazos. (La hermosa película de Andrés Di Tella sobre Claudio Caldini se llama, justamente, Hachazos.)
El cine que alimentó la imaginación, pero sobre todo la percepción de Caldini, estaba formado por restos plagados de intermitencias, saltos sonoros, coreografías fragmentadas. Mientras su padre y su padrino pasaban las tardes inclinados sobre la empalmadora intentando reconstituir las secuencias originales, él veía un Ben Hur estrangulado, más heroico por la proeza técnica que le había devuelto la vida que por sus osadías romanas.
Esa mirada puesta en el aspecto mecánico de la fotografía en movimiento fue anticipatoria de su propia poética cinematográfica. (En los años 90, en la península San Pedro de la Patagonia, ató una cámara súper 8 a unas cuerdas y las revoleó como si se tratara de boleadoras. Después del revelado notó el efecto estroboscópico: buscaba formas de la percepción que escaparan al alcance del ojo humano.) Su valija contiene carretes de película, filtros de colores, lupas de laboratorio de oculista, anteojos de soldar, una hojita de afeitar y sobre todo cinta de empalmar, la misma de su infancia. Son artefactos obsoletos, el mismo súper 8, el único formato usado por Caldini, es una tecnología rescatada de la obsolescencia. Cada proyección de sus filmes es un acontecimiento que pone en riesgo su material, porque en el súper 8 sólo existen los originales, no hay posibilidades de hacer copias. Cuando Caldini pinta con un hisopo, fotograma por fotograma, o agujerea el celuloide, o al armar complicados loops que van de un proyector a otro, está exponiendo su obra a la muerte, porque en cada función se produce algún incidente técnico. Por eso él lo llama “cine en vivo”.
A los veinticinco años vivió en Auroville, una comunidad utópica, anarquista y espiritual enclavada en Pondichery, India. Permaneció seis meses entre los bosques abducido por la meditación, en silencio absoluto, hasta que volvió a filmar. Durante los amaneceres y los crepúsculos se subía a la terraza del ashram y filmaba la salida y la puesta del sol. Su trabajo procuró recrear la conciencia contemplativa que había adquirido. Mi película predilecta, entre su cine hindú, es Heliografía, que filmó andando en bicicleta con la cámara en la mano: el film registra la sombra del ciclista que se confunde con la sombra de los árboles de un bosque.
El bullicio de la multitud que lo rodeó en un viaje en tren de Madras a Nueva Delhi, después del prolongado retiro, le produjo unas alucinaciones tan perturbadoras que tuvo que ser internado, en París, en Ville Evrard, la residencia de descanso de Antonin Artaud. 
De regreso en Buenos Aires, participó de un seminario dictado por el cineasta alemán Werner Nekes y volvió a hacer cine, ya provisto “del dominio de un lenguaje cinematográfico propio e intransferible” (Hachazos , Andrés Di Tella).
Viajó tres veces a la India; sus películas fueron abucheadas en un festival de Villa Gesell y premiadas en París y en Madrid, para volver a ser olvidadas. En Buenos Aires vagabundeó sin dinero y sin vivienda: una lista enumera sus treinta y seis domicilios en una década. Hace seis años lo contrataron como casero de una quinta abandonada en General Rodríguez, donde recobró su temple de ermitaño. Este artesano de otra era, con su arsenal de tecnología obsoleta, es considerado un genio gótico del cine experimental. La noche del estreno del Malba tenía una mirada de extrañeza. Cuando se atenuaron los aplausos y aclamaciones salió caminando solo, en busca del 102 y del 41, que lo conducirían hasta la bicicleta, amarrada con su cadena y su candado a un poste de la calle La Rioja.

Fuente: clarin.com

PRESENTAN EN MADRID
UN TEXTO DE BORGES INÉDITO EN ESPAÑOL


Literatura / Análisis de una obra de Cervantes
Se trata de la versión íntegra de una conferencia que dio en inglés en EE.UU., en 1968


 
Kodama: "Esta es una edición artesanal". Foto: LA NACION / Adrián Sack

MADRID.- El Centro de Arte Moderno de la capital española cerrará esta noche el Año Borges, en el que se hicieron múltiples homenajes al autor de El Aleph al cumplirse 25 años de su muerte, con la presentación de un texto inédito que ahonda en la faceta borgiana más querida y defendida por el escritor, la de lector, y que analiza la obra máxima de Miguel de Cervantes.
"El libro Mi amigo Don Quijote es una buena oportunidad para explorar al [Jorge Luis] Borges lector. Porque él siempre se jactaba de los libros que había leído, pero no de los que había escrito. Y en estas líneas se puede ver muy claramente este rasgo tan suyo", afirmó María Kodama, su viuda, en una entrevista con LA NACION en el hotel Westin Palace de Madrid.
El libro contiene agudas apreciaciones sobre la lectura de la piedra angular de la literatura española, así como de su autor, y el personaje principal, Don Quijote de la Mancha, a quienes considera cálidamente "amigos" en aquellas líneas. "Siempre hay un placer; siempre hay una suerte de felicidad cuando se habla de un amigo. Y creo que todos podemos considerar al Quijote como un amigo", destaca Borges en el escrito.
La obra se basa en la transcripción de una conferencia ofrecida en inglés por Borges en la Universidad de Austin, Texas, en 1968. Y aunque ya fue publicada una versión en su lengua original en Europa, y se ha conocido una primera traducción al español en las páginas de la revista Poesía , este texto, según los editores, es "la versión íntegra, corregida, aumentada y más fiel" a la grabación que fue hallada por casualidad, a mediados de los 70, por el académico Julio Ortega, de la Universidad de Brown.
"Estudié y analicé mucho tiempo el contenido de ese cassette, ya que el inglés de Borges era muy claro, pero a la vez muy particular. Porque si bien lo hablaba con gran corrección, en muchas ocasiones utilizaba la sintaxis del idioma español, así como el modo de estructurar el pensamiento tan propio de nuestra lengua. Y eso, entre quienes no estaban al tanto de estas sutilezas, llevaba a hacer interpretaciones del texto que muchas veces no se correspondían con lo que el escritor había pensado o querido decir", señaló el experto.
La edición de Mi amigo Don Quijote , que incluye una grabación en inglés, una transcripción en ese idioma y su traducción al castellano, se caracteriza por el cuidado puesto en su tratamiento y por su exclusividad, ya que sólo fueron impresos, hasta el momento, 100 ejemplares. Sin embargo, Kodama no descarta que se realicen más copias. "Esta es una edición artesanal, que fue llevada a cabo gracias a los responsables del Centro de Arte Moderno. Y si bien no hay un proyecto concreto para editarlo, la idea es que este material tenga una mayor difusión", afirmó.
Pero Kodama, que se casó con el escritor en 1986, prefirió destacar en todo momento la mirada especial que el nuevo libro tiene sobre el Borges lector, sobre todo a través de su afinidad con los animadores de las historias que más lo entusiasmaban. "Cuando nos encontramos con un verdadero personaje en la ficción -dice el autor en el texto-, sabemos que ese personaje existe más allá del mundo que lo creó. Sabemos que hay cientos de cosas que no conocemos y que, sin embargo, existen. De hecho, hay personajes de la ficción que cobran vida en una sola frase." Y entre los ejemplos que acompañan al de Alfonso Quijano, Borges suma a Huckleberry Finn, Mr. Pickwick, Peer Gynt y Lord Jim.
No obstante, Kodama recordó, no sin ironía, que su marido también tuvo "enemigos" en la ficción, como el gaucho Martín Fierro, de José Hernández, a quien "asesinó" en un recordado cuento.
"Él siempre decía que el libro fundacional de la literatura argentina debió haber sido Facundo , de Domingo Faustino Sarmiento, y no la obra de Hernández. Borges sostenía que el Martín Fierro se apoyaba más en las conductas del Viejo Vizcacha, es decir, de la viveza criolla, y que eso había sido la perdición de todos nosotros", apuntó, acerca de La muerte de Martín Fierro .
Kodama dijo sentirse muy satisfecha con los homenajes realizados en distintas partes del mundo durante el Año Borges, y destacó que Mi amigo Don Quijote podría ser una de las últimas, si no la última obra desconocida del autor en ver la luz. "No hay más material inédito de Borges, más allá de que yo tengo el prólogo de un libro y el guión de Para salvar a Venecia , que aún no se publicaron. Pero todo lo demás que aparece son «fantasías del paciente», como dicen los psicoanalistas", sostuvo.

Fuente: lanacion.com

FRAGMENTO DE "MI AMIGO DON QUIJOTE"

Presentan en Madrid un texto de Borges inédito en español.




 
El siguiente es un fragmento de la disertación que dio Jorge Luis Borges en la Universidad de Austin, Texas, en 1968, ahora traducida íntegramente al español y publicada en forma de libro, con el título Mi amigo Don Quijote:

"Pero ahora hablaremos de nuestro amigo Don Quijote.
Digamos, primero, que el libro ha tenido un extraño destino. Pues de algún modo, apenas si podemos entender por qué los gramáticos y académicos le han tomado tanto aprecio a Don Quijote. En el siglo XIX fue alabado y elogiado, diría yo, por las razones equivocadas. Por ejemplo, si consideramos un libro como el ejercicio de Montalvo, capítulos que se le olvidaron a Cervantes, encontramos allí que Cervantes fue admirado por la gran cantidad de proverbios que conocía. Y el hecho es que, como todos sabemos, Cervantes se burló de los proverbios haciendo que su rechoncho Sancho abundara en ellos. Entonces, la gente consideró a Cervantes un escritor de estilo fino. Y debo decir que a Cervantes no le interesaba para nada la escritura florida. La escritura refinada no le agradaba demasiado, y leí en alguna parte que la famosa dedicatoria de su libro al Conde de Lemos fue escrita por un amigo suyo o copiada de un libro, ya que él mismo no estaba especialmente interesado en escribir esa clase de cosas. Cervantes fue admirado por su fino estilo, y por supuesto, el estilo fino significaba muchas cosas. Si pensamos que de algún modo Cervantes nos transmitió el personaje y el destino del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, tenemos que admitir su fino estilo o, más bien, algo más que eso, porque cuando hablamos de estilo fino pensamos en algo meramente verbal.
Me pregunto cómo hizo Cervantes para lograr ese milagro, pero de algún modo lo logró. Y recuerdo ahora una de las cosas más sorprendentes que he leído, algo que me produjo tristeza. Stevenson dijo: "¿Qué es el personaje de un libro?". Y respondió: "Después de todo, un personaje es una ristra de palabras". Es cierto, y sin embargo, lo consideramos una blasfemia. Porque cuando pensamos, digamos, en Don Quijote o en Huckleberry Finn, en Mr. Pickwick, o en Peer Gynt, o en Lord Jim, sin duda no pensamos en ristras de palabras. También podríamos decir que nuestros amigos están hechos de cadenas de palabras y, por supuesto, de percepciones visuales. Cuando nos encontramos con un verdadero personaje en la ficción, sabemos que ese personaje existe más allá del mundo que lo creó. Sabemos que hay cientos de cosas que no conocemos, y que sin embargo existen. De hecho, hay personajes de la ficción que cobran vida en una sola frase. Y tal vez no sepamos demasiadas cosas sobre ellos, pero, esencialmente, lo sabemos todo de ellos. Por ejemplo, ese personaje creado por el gran contemporáneo de Cervantes, Shakespeare: Yorick, el pobre Yorick es creado, diría, en unas pocas líneas. Cobra vida. No volvemos a saber nada de él, y sin embargo sentimos que lo conocemos. Y tal vez, después de leer Ulises , conocemos cientos de cosas, cientos de hechos, cientos de circunstancias acerca de Stephen Dedalus y de Leopold Bloom. Pero no los conocemos como conocemos a Don Quijote, de quien sabemos mucho menos".

Fuente: lanacion.com

ABRE EL MUSEO DEL LIBRO Y DE LA LENGUA


Es el primero en América Latina. 
La Presidenta encabezó la ceremonia oficial; el público podrá visitarlo desde el lunes.



"Me encantan los colores y los volúmenes. De Vido dice que son bien Clorindo Testa", afirmó anoche la presidenta Cristina Kirchner al inaugurar el Museo del Libro y de la Lengua, el primero en su tipo en América latina.
Ubicado en Las Heras 2555, en el predio en el que funciona la Biblioteca Nacional, el nuevo museo, a cargo de la socióloga y docente de la UBA María Pía López, abrirá al público el lunes próximo.
En sus 20 minutos de discurso, Cristina Kirchner habló poco del nuevo museo, que depende de la Biblioteca Nacional, pero anunció que en 2013 será habilitado el centro cultural del Palacio de Correos y que en poco tiempo más se inaugurará "el Polo Científico en las ex bodegas Giol, donde antes había ratas y lechuzas".
Durante el acto estuvo acompañada por el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González; los ministros De Vido y Alberto Sileoni (Educación), y los secretarios de Cultura, Jorge Coscia; legal y técnico, Carlos Zannini, y general de la Presidencia, Oscar Parrilli. Llamó la atención la presencia del dirigente bonaerense Martín Sabbatella.
En un discurso de tono electoral, Cristina Kirchner sostuvo: "Estamos empezando el siglo de una manera diametralmente diferente de como nos fue a los argentinos en el Centenario. Tenemos que ser nosotros mismos integrados al mundo".
El Museo del Libro y de la Lengua fue diseñado por el arquitecto Clorindo Testa, que también participó de la construcción de la Biblioteca Nacional. Este nuevo espacio, que tiene tres plantas, se levanta en la manzana donde existió la mansión Alzaga Unzué, que fue expropiada y se convirtió en la residencia presidencial de Juan Domingo Perón y Eva Duarte.
En los tres pisos del edificio se distribuirán los contenidos de la lengua (planta baja), el libro (1er. piso) y las exposiciones temporales. La mayor riqueza artística seguramente estará en cuatro murales del Taller de Arte Mural en los años 40 del siglo pasado, para decorar los lunetos de las Galerías Pacífico por Juan Carlos Castagnino, Lino Enea Spilimbergo, Manuel Colmeiro Guimaraes y Demetrio Urruchúa.
Resta inaugurar un corredor al aire libre que une a las instituciones que funcionan en esa manzana, como el Museo Nacional del Grabado, el Instituto Cultural Juan Domingo Perón, la embajada del Paraguay y las plazas Del Lector y Boris Spivacow.

Fuente: lanacion.com