LA ESTATUA DEL HOMBRE SIN TUMBA

En Recoleta, rinde homenaje al diplomático sueco que salvó a miles del Holocausto


Héroe. Raoul Gustaf Wallemberg trabajaba en la embajada Sueca en Hungría, cuando lo sorprendió la Segunda Guerra Mundial. / FERNANDO DE LA ORDEN








Por Eduardo Parise


El monumento es simple pero tiene la fuerza suficiente para evocar al homenajeado. Y aunque se trata de un héroe, la figura no está sobre ningún pedestal, ni montado en un gran caballo, ni empuñando espada alguna: está de pie junto a una pared donde sólo grabaron su apellido. La obra se encuentra en Austria y Figueroa Alcorta, fue inaugurada el 17 de noviembre de 1998 y recuerda a Raoul Gustaf Wallenberg, un hombre que, con apenas 31 años de vida, se convirtió en un símbolo de lucha contra los abusos de poderosos y dictadores.
Hijo de una prestigiosa familia donde había muchos diplomáticos y banqueros, Wallenberg nació en Suecia el 4 de agosto de 1912. Pero su acción se encaminó hacia otro rumbo, ya que estudió Arquitectura en la Universidad de Michigan, en Estados Unidos. Sin embargo, aquella herencia familiar vinculada con la diplomacia, iba a entrar con fuerza en su vida. Todo comenzó en 1939, cuando empezó a trabajar en una empresa internacional que tenía contactos en Hungría. Eso le permitió acceder a zonas que ya habían sido ocupadas por los alemanes. Eran los tiempos de la Segunda Guerra Mundial y la barbarie nazi ya se esparcía por Europa.
Su preocupación por las persecuciones de las que era testigo, hizo que Wallenberg fuera designado como primer secretario de la legación sueca en Budapest, que tenía un departamento humanitario. Aquel nombramiento iba a ser clave para muchos. La historia y los testimonios de los sobrevivientes recuerdan que, utilizando pasaportes de su país, el hombre salvó a miles de judíos que tenían marcado un destino trágico como parte de “la solución final” que promovían los nazis. Dicen que Wallenberg, esgrimiendo salvoconductos suecos, llegó a subirse a los trenes para rescatar a gente que iba hacia los campos de concentración y exterminio.
En enero de 1945, cuando ya las tropas rusas ocupaban Budapest y el final de la Guerra estaba muy cercano, Raoul Wallenberg seguía en esa ciudad. Y lo último que se sabe de él es que fue detenido por fuerzas soviéticas y entregado a la NKVD, la agencia de inteligencia luego conocida como KGB. Se cree que lo acusaban de haber hecho espionaje para Estados Unidos. Desde entonces ese hombre, que había enfrentado al poder de los alemanes, está desaparecido. En 2000 una versión sostenía que había muerto en 1947 en la sede de la KGB en Moscú. Pero eso nunca se pudo confirmar. Desde su desaparición, a Wallenberg se lo conoce como “el héroe sin tumba”.
El monumento que está en Recoleta fue realizado por el escultor Philip Jackson, un hombre nacido en Inverness, Escocia, en 1944. Es una réplica del que el mismo autor realizó en 1996 y que un año después fue instalado en la Great Cumberland Place, en el área de Marylebone, en Londres. Jackson, al que denominan “un escultor con magia”, había trabajado como reportero gráfico hasta que comenzó a realizar sus obras, preferentemente en mármol. Argentina es el primer país sudamericano en erigir un monumento dedicado a la memoria de Wallenberg. Y se eligió esta ciudad porque muchas de las personas salvadas por el sueco vinieron a vivir al país.
Claro que este monumento no es el único que en Buenos Aires recuerda un hecho trágico vinculado con la numerosa comunidad judía de la Argentina. En Plaza Lavalle, frente a Tribunales, una obra de 1,60 por 1,60 metros (está hecha en quebracho y mármol) recuerda a las víctimas del atentado terrorista a la AMIA. Está allí desde 1996 y su autora es Mirta Kupferminc, una artista argentina, nacida en Buenos Aires, que es hija de una mujer húngara y un hombre polaco, inmigrantes que llegaron al país como sobrevivientes de Auschwitz. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

PLAZA DE MAYO DESDE ARRIBA

Estrellas del pasado
La popularidad en tiempos de los próceres
Plaza de Mayo en una antigua postal.

Por Daniel Balmaceda  | Para LA NACIÓN
Para 1880, Buenos Aires padecía el problema de los chicos que querían ser equilibristas. El culpable de esa moda fue Jean François Gravelet, alias Charles Blondin, un francés que arribó en 1877 e instaló su circo, primero en Rivadavia y Agüero, y luego en Corrientes y Medrano.
Venía precedido de hazañas por el mundo. El 30 de junio de 1859 había cruzado, sobre una cuerda, las cataratas del Niágara (335 metros de distancia, 60 metros de altura) en la frontera de Estados Unidos y Canadá. Tardó 17 minutos. En la orilla canadiense recolectó donaciones del público, tomó un trago de whisky y regresó a Estados Unidos por la cuerda, pero más rápido: en seis minutos. Medía un 1,68 metros, pesaba 63,5 kilos.
Repitió la experiencia los días siguientes, pero aumentando las dificultades: con los ojos vendados, empujando una carretilla, caminando hacia atrás, sin el balancín. El 17 de agosto de 1859 cargó a su representante, Harry Colcord. El cruce demandó 42 insoportables minutos. Pocas demostraciones han tenido el grado de espectacularidad y angustia que provocó el equilibrista esa tarde.
En Europa, la reserva de Edgbaston en Birmingham y el Crystal Palace de Londres (un pabellón de vidrio que fue emblema de la ciudad entre 1851 y 1936) también lo tuvieron como protagonista de cruces a varios metros de altura. Incluso había hecho esa pirueta en una soga atada a los mástiles de dos barcos, en un día de tormenta. Disfrutaron de sus acrobacias y sufrieron con sus locuras en Asia, Europa, América y Oceanía.
Precedido de su fama, Blondin conquistó al público porteño con destrezas mucho más simples que realizaba dentro de la carpa del circo en el barrio de Almagro. Fascinó a sus espectadores del circo, pero el francés quería demostrar su mejor destreza.
Para sumarse a la celebración del 25 de Mayo de 1878, se ofreció a cruzar la Plaza de Mayo a 20 metros de altura, haciendo equilibrio sobre una cuerda suspendida, desde la punta de la Recova (en el lugar que hoy ocupa la Pirámide de Mayo) hasta la torre del Cabildo (era más alta que la actual). Blondin tenía 54 años y sus reflejos podrían traicionarlo. De todas maneras se autorizó la demostración.
En la mañana del 25 de Mayo de 1878, Buenos Aires se concentró en la Plaza de Mayo. El Gran Blondin se asomó al techo de la Recova con un balancín corto. Se peinó el bigote y se lanzó. Cruzó hasta la otra punta. Fue como si estuviera atravesando un río desde un ancho puente. Recibió una ovación. Apenas una más de todas las que cosechó en su carrera.
Luego de la exitosa actuación en la Plaza de Mayo, la policía se vio obligada a comunicar a sus agentes que prestaran atención, ya que infinidad de chicos se lanzaron a experimentar la práctica del equilibrismo y era necesario prevenir a los jóvenes acróbatas de que Blondin había (y habrá) uno solo.
Por otra parte, en el ambiente político comenzó a utilizarse la palabra blondin para apodar a los tránsfugas, aquellos que se pasan de un partido a otro sin ninguna dificultad.

Fuente texto: lanacion.com

LA TORRE EIFFEL CUMPLIÓ 125 AÑOS Y SU MAGIA SE MANTIENE INTACTA

El símbolo de París, que sobrevivió a la ocupación nazi y a varios intentos de demolición, hoy recibe 6 millones de visitantes al año.
Postal. La torre está ubicada junto al río Sena, en el parque Camps de Mars parisino. /AFP
Por Alberto Amato

Es flaca, alta, desgarbada, esquelética; mirándola bien, tampoco es demasiado linda, la hizo linda el tiempo y la admiración del mundo; como las viejas prostitutas, guarda una pátina de encanto bajo toneladas de maquillaje y conserva intactos casi todos sus secretos: nadie la amaría ya por lo que es, una mole de 10 mil toneladas, sino por lo que representa: un canto al progreso y a la libertad, una utopía hecha realidad, la idea de un loco que se mantuvo en el tiempo y hoy es el monumento turístico más popular del mundo y tal vez el más visitado: seis millones de personas fueron el año pasado a ver si la señorita seguía en su lugar.
Y sí, ahí estaba, como siempre, como hace 125 años cumplidos el 31 de marzo, madmoiselle Eiffel, la tour, la torre, el símbolo de Francia, balcón a la calle de París, eternizado en el cine, en la poesía, en el teatro y en millones de fotos; una construcción que mira al cielo, como las pirámides que hicieron célebre a Egipto, destinada también y acaso a la inmortalidad.
Casi no se construye. Es más: casi la tiran abajo después de levantada. La torre tiene una larga historia, más larga que sus 324 metros (antena incluida) plantados sobre cimientos de 30 metros de profundidad en el sector sur de los Campos de Marte, donde se instaló la Feria Universal de 1889 celebrada por el centenario de la Revolución Francesa. A su modo, la torre celebró también las palabras símbolo de Francia, libertad, igualdad, fraternidad, que le costaron la vida a la monarquía francesa, a la idea del origen divino del poder y la cabeza a María Antonieta, una muchacha ambiciosa, enamorada del poder, que así terminó.
El papá de la señorita Eiffel, Gustave Eiffel, no pensaba en la libertad ni en esas cosas. Él quería levantar su torre. Era un experto en construcciones en metal, puentes ferroviarios, viaductos, las exclusas del Canal de Panamá, y soñó esa estructura en apariencia inútil casi como un reto. De hecho, paseó su proyecto por varias ciudades europeas, de donde lo sacaron carpiendo de modo prolijo, hasta que encontró en París a algunas autoridades dispuestas a seguirle la corriente.
Las bases. La obra comenzó en enero de 1887 y demoró más de dos años. Trabajó un equipo fijo de 250 obreros.
Desde entonces, la torre y Eiffel sólo ganaron enemigos. Cuando empezó a construirse, el 28 de enero de 1887, con un equipo fijo de 250 obreros, la elite parisina puso el grito en el cielo, que era hacia donde se dirigía la torre. La insultaron en francés y votaron por su paralización Guy de Maupassant, Charles Gounod, Charles Garnier, Alejandro Dumas hijo y Paul Verlaine. Para calmar a las fieras, el gobierno francés hizo una promesa: pasados 20 años, la torre sería demolida. No cumplió, a veces está bien que los gobiernos no cumplan lo que prometen. A veces, no entusiasmarse. Pasados esos 20 años, Eiffel y sus amigos, lo fue de Thomas Alva Edison, habían hecho de la Torre un baluarte de las comunicaciones y el progreso.
Cuando el mundo se quiso acordar, tenía una nueva atracción turística. Adolfo Hitler, que no era un muchacho de conmoverse con facilidad, quedó sacudido por su belleza en su breve visita al París ocupado de la Segunda Guerra. Cuando vio venir la derrota, cuatro años después, ordenó a Dietrich von Choltitz, jefe de las fuerzas de ocupación en París, que incendiara la ciudad. Von Choltitz hizo lo mejor que un nazi pudo hacer jamás: no llevarle el apunte a Hitler. Diez años después, los parisinos permitieron volver a von Choltitz. No como un héroe, una palmadita en la espalda y nada más. Pero le dejaron trepar a lo alto de la torre para que viera cuán bella era la ciudad que no había destruido.
Hoy priman otros detalles: la iluminan 336 proyectores de sodio y 20 mil lamparitas, que se encienden varias veces por hora entre el atardecer y la una de la mañana. La embellecen cada siete años, cada uno de sus 250 mil metros cuadrados y de sus dos millones de remaches, con 70 toneladas de pintura. El mundo vota de cuál color quiere maquillada a la muchacha.
Otro dato curioso: la torre se mueve. En verano se alza, por la expansión térmica del metal. Y el viento la hace inclinarse siete centímetros, según la fuerza con la que sople.
La señorita Eiffel habrá cumplido 125 años, pero aún tiene palpitaciones.

Fuente: clarin.com

ENCUENTRAN UN VAN GOGH DESAPARECIDO HACE 40 AÑOS

ENCUENTRAN UN VAN GOGH DESAPARECIDO HACE 40 AÑOS 

Lo hallaron por casualidad cuando abrieron la caja de seguridad de un hombre por defraudación al fisco. La Agencia Tributaria española descubrió durante la apertura de una caja de seguridad embargada a un defraudador una obra de Vicent Van Gogh desaparecida hace 40 años, según informó el diario español El Mundo. Se trata de "Ciprés, cielo y campo" y está fechada en 1889. Su rastro se perdió en la década de los 70 en el Kunsthistorisches Institut de Viena (Austria). El hallazgo tuvo lugar en el marco de una operación del fisco español para decomisar más de medio millar de cajas de seguridad cuyos dueños suman deudas con Hacienda de más de 300 millones de euros (más de 400 millones de dólares). En concreto, la caja que contenía el lienzo se abrió el pasado mes de diciembre en presencia de su titular, quien en ese mismo momento reveló que era una obra de Van Gogh. Según fuentes cercanas a la investigación citadas por El Mundo, el deudor dijo que el dueño de la obra es un millonario extranjero y que él era un "mero depositario" desde que el cuadro fue trasladado a España en el año 2010. A falta de la confirmación definitiva por parte de las autoridades españolas, dos peritos certificaron en abril la más que probable autenticidad de la pintura. Comprobaron que en su reverso figuran tres sellos: el más reciente, con fecha de 1974, corresponde al Kunsthistorisches Institut de Viena. Según publica el diario español, el lienzo se pintó probablemente durante la estancia del artista holandés en el manicomio francés de Saint Rémy de Provence, meses después de mutilarse el lóbulo de la oreja izquierda. 

Fuente: DPA 

Foto: El lienzo de Van Gogh 'Ciprés, cielo y campo' que estuvo 40 años perdido
El lienzo de Van Gogh 'Ciprés, cielo y campo' que estuvo 40 años perdido

Lo hallaron por casualidad cuando abrieron la caja de seguridad de un hombre por defraudación al fisco. La Agencia Tributaria española descubrió durante la apertura de una caja de seguridad embargada a un defraudador una obra de Vicent Van Gogh desaparecida hace 40 años, según informó el diario español El Mundo. Se trata de "Ciprés, cielo y campo" y está fechada en 1889. Su rastro se perdió en la década de los 70 en el Kunsthistorisches Institut de Viena (Austria). El hallazgo tuvo lugar en el marco de una operación del fisco español para decomisar más de medio millar de cajas de seguridad cuyos dueños suman deudas con Hacienda de más de 300 millones de euros (más de 400 millones de dólares). En concreto, la caja que contenía el lienzo se abrió el pasado mes de diciembre en presencia de su titular, quien en ese mismo momento reveló que era una obra de Van Gogh. Según fuentes cercanas a la investigación citadas por El Mundo, el deudor dijo que el dueño de la obra es un millonario extranjero y que él era un "mero depositario" desde que el cuadro fue trasladado a España en el año 2010. A falta de la confirmación definitiva por parte de las autoridades españolas, dos peritos certificaron en abril la más que probable autenticidad de la pintura. Comprobaron que en su reverso figuran tres sellos: el más reciente, con fecha de 1974, corresponde al Kunsthistorisches Institut de Viena. Según publica el diario español, el lienzo se pintó probablemente durante la estancia del artista holandés en el manicomio francés de Saint Rémy de Provence, meses después de mutilarse el lóbulo de la oreja izquierda.

Fuente: clarin.com / DPA


JOSÉ NUN:
"LA SECRETARÍA SE TRANSFORMÓ EN UN MINISTERIO
CON FINES ELECTORALES"

Políticos al diván / Primera sesión

 Foto: LA NACION / Mariana Araujo
Foto: LA NACIÓN / Mariana Araujo

Por Diego Sehinkman / Para LA NACIÓN


La siguiente entrevista con el ex secretario de Cultura del kirchnerismo entre 2004 y 2009 tuvo lugar en el consultorio del terapeuta, en Palermo.
-En 2004, cuando usted asume, José Pablo Feinman escribe en Página 12: "Pepe Nun le acerca al gobierno K todo su bagaje. Cuando Nun y Kirchner se abrazaron con tanto afecto, no se estaban preguntando si uno era peronista y el otro no, pensaban qué podían hacer juntos". De esta frase, diga lo que se le ocurra.
-Debo decir que Kirchner me dio una autonomía absoluta en la Secretaría de Cultura. Todos los actos los hacíamos invitando gente de distintos colores. Un programa muy importante que lancé fue el de Libros y Casas: al entregar una vivienda, teníamos que darles una biblioteca llena.
-Pero algo pasa, porque en 2009,ya durante el gobierno de Cristina, usted se va...
-Yo había cumplido un ciclo, pero lo que me empieza a resultar evidente es el intento de Presidencia por hacer algo que nunca había hecho Kirchner. Empecé a recibir presiones para colocar en la Secretaría a cierta gente, incluso a algunos que hoy están muy en el candelero, con los que yo no estaba de acuerdo.
-¿Se refiere al titular de la Unidad del Bicentenario, Javier Grosman?
-Por ejemplo. Yo no cuestiono la capacidad organizativa de Grosman. Es muy talentoso. Pero no entraba dentro de la estrategia cultural que yo quería llevar adelante. Tiene un perfil muy kirchnerista que abandonaba el criterio de transversalidad que yo mantuve hasta el final. Y yo creo que él es el eslabón que falta para entender el decreto de creación del Ministerio de Cultura.
-¿Por qué?
-¿Leíste el decreto? Es una pieza antológica. Abre diciendo: "La cultura tiene una importancia más grande que la que habitualmente se le concede". ¿Recién ahora la Presidenta, que participó en infinidad de eventos culturales, se dio cuenta de que la cultura tiene una importancia fundamental? ¿Por qué justo ahora tanto apuro por la cultura?
-¿Y usted qué piensa?
-La cadena lógica es: "Dado que nos damos cuenta de que es tan importante, es urgente crear el Ministerio de Cultura, por eso no podemos ni siquiera esperar los tiempos del Congreso, ¡necesitamos que esto empiece a funcionar de inmediato!". Por eso el decreto insólito de necesidad y urgencia para crear el Ministerio de Cultura. El decreto no tiene ni pies ni cabeza. Y no los tiene porque le falta un párrafo.
-¿Cuál?
-Debería decir: "Nos hemos dado cuenta de que la cultura tiene una importancia más grande ¡en las campañas electorales! de lo que habitualmente se le atribuye". Y ahí se entiende todo.
-¿Su idea es que la Secretaría fue transformada en Ministerio para fines electorales?
-Exactamente. Si no, no se entienden los fundamentos. Además, en el año que queda no hay tiempo para armar una real estrategia cultural. Lo que se puede hacer, eso sí, es montar espectáculos.
-¿Cuál es la diferencia de recursos con los que cuenta un ministerio y una secretaría?
-¡No, el ministerio tiene mucho más presupuesto! Tiene más atribuciones, más personal y es un esfuerzo por darle una visibilidad al tema cultural, sobre todo, porque venimos de una gestión, por lo menos, muy opaca.
-¿Qué le parece la elección de Teresa Parodi?
-Es una artista internacionalmente reconocida. Como gestora cultural no tengo opinión.
-Usted dijo que, estando en el cargo, tenía la fuerte sospecha de que a algunos artistas se les pagaba X, pero se los hacía facturar por 2X, "para una caja partidaria".
-Cada vez que tuve la sospecha de que algo de eso podría estar ocurriendo, aparté al funcionario. Lo que pasa es que son cosas intangibles, no tenés elementos para iniciar acciones legales, entonces te tenés que guiar por la información que lográs recoger y por tu instinto.
-¿Y qué le decía su instinto?
-Que sí, que en algunos casos estaba pasando eso.
-Usted dijo: "Si vas a contratar a un artista que tiene un honorario de 50.000, le decís: «Necesitamos para el partido que factures 100 y, además, te pagamos Ganancias".
-Es obvio, pero esto ocurre en todas partes.
-Usted también dijo que se dio cuenta de que existía una suerte de "fondo partidario" del que los funcionarios echados se sostenían, mientras quedaban "a la intemperie".
-Yo no entendía cómo gente que yo desplazaba, en vez de irse al sector privado, permanecían en una especie de limbo hasta que se volvían a enganchar. Y entonces me enteré por conversaciones de pasillos, de que, efectivamente, había fondos para mantenerles el sueldo mientras duraba su apartamiento de la función. Es difícil combatir la corrupción, porque vos echás a un funcionario que presumís corrupto y este funcionario puede engancharse -y a mí me ha pasado- en un lugar del sector público en el que te puede hacer mucho daño. Entonces, mucha gente prefiere aguantarse al funcionario que sabe que no es transparente, para que no ponga en peligro su trabajo.
-¿Por qué no lo denunció durante su gestión en vez de hacer pública su sospecha ahora?
-No teniendo evidencias, lo que preferís hacer, si te da la fuerza de voluntad de exponerte, es despachar a los funcionarios. Por eso lo que se necesita en la Argentina es que los delitos de corrupción no prescriban, es decir, que sean equiparados a delitos de lesa humanidad.
-¿Qué les contesta a los que están pensando: "Otra denuncia más sin pruebas"?
-Bueno, si ellos están felices con esa convicción, que sigan así. Dudo de que haya una sola persona íntegra que no tenga una sospecha fundada de que esto que estoy diciendo es verosímil. Pero, además, hay una pregunta muy grave: ¿Para qué denunciar en un país donde estamos viendo lo que ocurre con la Justicia?
-Dejamos acá.

Historia clínica

  • Nun, José
Edad: 78
  • Ocupación
Politólogo. Secretario de Cultura entre 2004 y 2009
  • Observaciones
Lúcido, memorioso. No pierde nunca el humor.


Fuente: lanacion.com

PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS DE LAS ARTES,
PARA FRANK GEHRY

Internacionales


Repaso a la carrera del arquitecto canadiense de 85 años, quien despierta alabanzas y críticas por igual. Galería de fotos de sus obras más emblemáticas.

RETRATO. Polémico y admirado, Frank Gehry se mantiene vigente (AFP)

Por la vanguardia - especial para arq

 

El arquitecto estadounidense Frank Gehry, autor entre otros edificios emblemáticos del Museo Guggenheim de Bilbao, ha sido galardonado hoy con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes al que optaban 36 candidaturas de 19 países, han informado fuentes de la Fundación que concede los galardones. Gehry, que en 1989 recibió el Premio Pritzker de Arquitectura, el máximo reconocimiento mundial de arquitectura, está considerado como uno de los más destacados representantes de la corriente desconstructivista de Estados Unidos.
El estadounidense, nacido en Toronto (Canadá) en 1929 y que reside en Estados Unidos desde los 15 años, se convierte así en el sexto arquitecto que obtiene el galardón tras Óscar Niemeyer, Francisco Javier Sáenz de Oiza, Santiago Calatrava, Norman Foster y Rafael Moneo, que lo obtuvo en 2012. Frank Gehry ha forjado a lo largo de seis décadas una brillante carrera caracterizada por el innovador uso de los materiales y la concepción del edificio como una obra de arte en sí mismo.
Frank Owen Ghery, autor del Museo Guggenheim de Bilbao, entre otros edificios singulares repartidos por todo el mundo, nació en Toronto (Canadá) el 28 de febrero de 1929, y desde los 15 años reside en Los Ángeles (EE.UU.), por lo que se nacionalizó estadounidense. Se graduó en Arquitectura en la Universidad del Sur de California en 1954 y tras realizar el servicio militar, estudió urbanismo y planificación en la Escuela de Diseño de Harvard.
En Los Ángeles comenzó a trabajar en el estudio Victor Gruen y asociados y en 1961, ya casado y con dos hijas, se trasladó a París, donde trabajó en el estudio de André Remonder. En Francia estudió las obras de Le Corbusier y otros arquitectos franceses y europeos que le influyeron en sus primeros trabajos.
Regresó en 1962 a Los Ángeles y abrió su despacho de arquitectura, a partir del cual fue desarrollando su propio estilo arquitectónico y ganando reconocimiento nacional e internacional.
Considerado uno de los más destacados representantes de la corriente desconstructivista de Estados Unidos, destaca de su particular estilo las formas semidescompuestas y su idea de que un "edificio, una vez terminado, debe ser una obra de arte, como si fuese una escultura". Utilizando siempre materiales atípicos e innovadores, creó entre 1969 y 1982 dos líneas de mobiliario de cartón; de 1972 es "Easy Edges", colección de muebles de cartón ondulado prensado y entre 1979 y 1982 diseñó "Experimental Edges".
A mediados de los ochenta Ghery trabaja en las lámparas Pez y Serpiente, realizadas en Colorcore, un tipo laminado de plástico traslúcido y a comienzos de los noventa diseñó su colección de mobiliario Bent Wood (1989-1992), basada en el método para entretejer las tiras de las cestas. En arquitectura comenzó también en los años 70 a experimentar con la yuxtaposición de materiales bastos en inusuales composiciones geométricas, como la casa estudio de Ron Davis en Malibú California, 1970-1972), que cuenta con una cubierta trapezoidal.
Otras obras de los años 80, como el Museo Aeroespacial de California (1982-1984) le valió ya en 1989 el Premio Pritzker, el máximo reconocimiento mundial de arquitectura, comparable al Premio Nobel. Considerado uno de los diez maestros de la arquitectura moderna es representante del deconstructivismo de obras como su propia casa en Los Ángeles, el Museo Cabrillo Marine, la Facultad de Derecho de Loyola (California), el Museo de la Universidad de Minnesota (1990-1993), el Centro Americano en París (1994), Edificio Nationale Nederlanden (1992-1996, Praga), el edificio de Vitra en Basilea (Suiza), y el premio Patrimonio Nacional y el Experience Music Project (1995-2000, Seattle, EE.UU.).
Seleccionado en 1999 para realizar la ampliación de la centenaria Corcoran Gallery de Washington, hizo también el Museo de Historia de los Judíos Polacos en Varsovia; la recuperación del Parque Meyer en Lisboa y el "Acuario del Mundo" en el sector Pacífico de la entrada del Canal de Panamá, en 2004.
Sin embargo, el edificio que le reportó el mayor prestigio internacional fue el Museo Guggenheim de Bilbao (1991-1997), en el que empleó cristal, acero inoxidable, zinc, o titanio, mezclados con otros autóctonos como la piedra. Por este trabajo Ghery obtuvo diversos premios, como el de la Fundación austriaca Friedrich Kiesler (1998) o el Premio Internacional de Diseño (1999) que le concedió la Sociedad de Ingeniería de Iluminación de Norteamérica.
Otras obras destacadas de Ghery son el Chiat/Day en Venice (California); el Museo de Arte de la Universidad de Toledo (Ohio); el Centro de Artes Escénicas del Bard College, (Nueva York, 2003); el Auditorio Walt Disney (Los Ángeles, 2003) ; la casa danzante de Praga en la República Checa, o el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Boston, EE. UU.
En España -donde ha sido seis veces candidato al Premio Príncipe de Asturias de las Artes- realizó entre otras obras, la escultura de la Villa olímpica, un pez gigante de unos treinta metros en los jardines del Hotel Arts de Barcelona (1992) y en 2006 la reforma de Bodegas Herederos del Marqués de Riscal en Elciego (Álava). Además, diseñó el rascacielos futurista que domina el área de Sant Andreu-Sagrera, en Barcelona.
También firma el nuevo museo de arte contemporáneo de París en cuya presentación, en 2006, reveló que el edificio iba a estar compuesto por un conjunto de figuras geométricas de cristal, una especie de "cubos esculpidos", un diseño que él mismo calificó de "transparente, lúcido, serio, mágico y efímero".
Su obra ha sido objeto de numerosos estudios monográficos, como el documental del cineasta Sydney Pollack "Sketches of Frank Gehry", presentado en 2006, y su popularidad le ha hecho aparecer incluso como personaje de la serie de animación "Los Sipmson".
Como diseñador, Gehry realizó una colección de joyas exclusivas para la casa Tiffany y desde 1984, año de la creación de la primera lámpara de diseño hecha a mano y con forma de pez, este animal se convirtió en su principal inspiración para futuras esculturas y edificios.



Fuente. arq Clarín



LOS CUADROS DE LA POLÉMICA VAN A UN MUSEO SUIZO



El Museo de Arte de Berna, en la capital de Suiza, es el “único heredero ilimitado y sin restricciones” de Cornelius Gurlitt, un coleccionista alemán de arte cuyo tesoro detonó un escándalo el año pasado en torno a la suerte del arte saqueado por los nazis.
“Estamos sorprendidos y encantados”, dijo el museo a través de un comunicado. La donación fue informada al museo por Christoph Edel, abogado de Gurlitt. “Al mismo tiempo –agregó– no deseamos esconder el hecho de que este magnífico legado trae consigo una carga considerable de responsabilidad y abundantes interrogantes, en particular de naturaleza legal y ética”. Además, el museo aseguró que la noticia “llegó como de la nada”, porque nunca había tenido relación con Gurlitt, que murió el martes a los 81 años.
Las autoridades alemanas incautaron más de mil obras de arte del departamento de Gurlitt en Munich hace dos años. Se trata de un tesoro de pinturas, grabados y dibujos de maestros como Pablo Picasso, Henri Matisse y Marc Chagall. Gurlitt dijo que había heredado legítimamente todas las obras de su padre, Hildebrand Gurlitt, que fue marchante de arte para los nazis. Pero luego llegó a un acuerdo con el gobierno alemán para permitir que expertos estudien su las obras habían sido robadas por los nazis. Gurlitt murió antes de que esa tarea concluya.

Fuente texto: clarin.com